Tuesday, January 22, 2013

9 de enero 2013, la mesa de conversaciones en La Habana inició otro día de trabajo, para seguir discutiendo el primer punto de la agenda: política de desarrollo agrario integral.

-- Proposiciones 2 y 3 para el desarrollo rural para la paz de
Colombia   Sábado,
19 Enero 2013 16:43. | Por Isabela Sanroque para la Cadena Radial
Bolivariana, Voz de la Resistencia.. | |   inShare.     Hoy, 19 de enero
2013, la mesa de conversaciones en La Habana inició otro día de trabajo,
para seguir discutiendo el primer punto de la agenda: política de
desarrollo agrario integral.   Al entrar al Palacio de Convenciones, la
Delegación de Paz de las FARC-EP, en voz del comandante Marco Calarcá, dio
a conocer otras dos propuestas en el marco del primer punto de la agenda,
política de desarrollo agrario integral. La primera fue publicada hace tres
días y ha tenido una amplia difusión y generado un debate interesante en
Colombia. La Delegación agregó otro literal a la primera propuesta:
“Definición precisa de medidas para evitar la especulación financiera con
la tierra y las economías rurales”.   Lire en français   A continuación,
presentó las otras dos propuestas, la primera de ellas se refiere a la
erradicación de la pobreza y el mejoramiento de las condiciones de los
pobladores rurales, implementando amplios programas de desarrollo.  La otra
propuesta habla de una   “Construcción de una nueva ruralidad basada en la
democratización de las relaciones urbano-rurales, y en el principio de la
justicia territorial, que supere visiones extractivistas y utilitaristas
del mundo rural y reconozca en él sus potencialidades políticas y
culturales para el desarrollo del país y el buen vivir de su población.
COMUNICADO:   Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del
Pueblo, en ejercicio de su soberanía política y en desarrollo de su
interlocución permanente con el constituyente primario que es el pueblo,
comunican:   1.    Mantenemos nuestro compromiso de presentar de manera
paulatina ante el país, nuestras propuestas referidas al primer punto de la
Agenda del Acuerdo general para la terminación del conflicto y la
construcción de una paz estable y duradera.   2.    Inspirados en los
anhelos populares, el conjunto de nuestras iniciativas son mínimos para
buscar puntos de aproximación con el gobierno; lleva por nombre Desarrollo
rural para la paz de Colombia y se compone de Diez propuestas para una
política de desarrollo rural y agrario integral, al respecto de lo cual
hicimos un primer esbozo en comunicado reciente de fecha 14 de enero de
2013.   3.    A los quince literales publicados, agregamos uno más que se
omitió por errores de transcripción: Definición precisa de medidas para
evitar la especulación financiera con la tierra y las economías rurales. En
todo caso, el total de la propuesta será publicada al terminar el mes de
enero con las correcciones a que hubiere lugar, y en adelante se
presentarán los complementos de sustentación.   4.    A continuación damos
a conocer el encabezado de nuestra iniciativa de Desarrollo Rural y las
propuestas dos y tres de la misma:   Considerando el mandato histórico del
Programa Agrario de los Guerrilleros y de otras elaboraciones programáticas
de las FARC-EP, acogiendo y haciendo suyos importantes análisis, propuestas
e iniciativas, formuladas con entusiasmo, esperanza y anhelos de paz por
numerosas y muy representativas organizaciones de la sociedad colombiana,
en general, y del movimiento social y popular, en particular, presentadas
en los encuentros regionales por la paz impulsados por las Comisiones de
paz del Congreso de la República, así como en el Foro Política de
desarrollo agrario integral – enfoque territorial, organizado por las
Naciones Unidas y la Universidad Nacional de Colombia (Centro de
Pensamiento y seguimiento al proceso de paz), a petición de la Mesa de
Diálogos de La Habana, celebrado del 17 al 19 de diciembre de 2012 en
Bogotá, D.C., las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia–Ejército del
Pueblo, ponen a consideración del pueblo colombiano las siguientes Diez
propuestas de desarrollo rural para la paz de Colombia:   Primera propuesta
(...) ya publicada.   Segunda Propuesta: Erradicación del hambre, la
desigualdad y la pobreza de los pobladores rurales, y compromiso con el
mejoramiento de sus condiciones de vida y de trabajo, mediante el acceso y
disfrute efectivo de sus derechos políticos, económicos, sociales y
culturales. Ello implica, de manera prioritaria, la puesta en marcha de
programas masivos de nutrición y alimentación y de empleo rurales, de
dignificación y laboralización del trabajo agropecuario atendiendo
estándares de normatividad internacional, así como la provisión de la
correspondiente infraestructura social en educación, salud, vivienda,
seguridad social, recreación, cultura y deporte, acompañada de la
disposición extraordinaria de recursos del presupuesto público.   Tercera
Propuesta: Construcción de una nueva ruralidad basada en la democratización
de las relaciones urbano-rurales, y en el principio de la justicia
territorial, que supere visiones extractivistas y utilitaristas del mundo
rural y reconozca en él sus potencialidades políticas y culturales para el
desarrollo del país y el buen vivir de su población. Ello implica la puesta
en marcha de medidas excepcionales para cubrir la deuda histórica política,
económica, social y cultural del Estado con el campo y sus pobladores,
deuda que ha producido violencia, exclusión, desigualdad, pobreza,
discriminación y segregación territorial; impone la desmilitarización del
Estado y de la sociedad y la superación de la estigmatización del
campesinado; conlleva el ordenamiento y la regulación del territorio
urbano-rural con base en criterios de equidad, mutuo beneficio y
participación democrática; demanda medidas reales y efectivas para la
apropiación de la riqueza pluriétnica y multicultural del mundo rural,
incluyendo valores, modos de vida y de organización de la economía.
DELEGACIÓN
DE PAZ DE LAS FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA, EJÉRCITO DEL
PUEBLO (FARC-EP).     Paramilitares masacraron a seis personas y
secuestraron a cuatro más en Córdoba Por Camilo Raigozo   Las fuerzas
paramilitares del régimen masacraron a seis campesinos y secuestraron a
cuatro más en la región del Mazo, zona rural de Tierralta, “República
paramilitar independiente de Córdoba”. A pesar de que la masacre era
inminente, ninguna autoridad hizo nada para proteger la vida de los
labriegos, ya que en la zona circulan panfletos amenazantes de los
paramilitares, denominados estratégicamente por el régimen: “banda criminal
los urabeños”. Según informaciones de prensa, en la tarde de este sábado se
supo que entre las víctimas del terrorismo de Estado  se encuentran el
presidente de la junta de acción comunal del Manzo, Clímaco Pitalua
Villalba y el líder agrario César Díaz.   El jueves pasado los criminales
sacaron a las víctimas de sus viviendas, las secuestraron y luego las
asesinaron. La mañana de este sábado fueron encontrados los cuerpos sin
vida de seis personas y otras cuatro víctimas están desaparecidas.   Sin
ninguna vergüenza y sin el menor respeto por las víctimas, Alejandro Lyons,
gobernador de Córdoba, con la complicidad de los medios, repitió el libreto
de siempre para minimizar y justificar los crímenes de los 'paras', así
como para desviar la atención de la opinión pública y las investigaciones:
“todo habría partido de disputas entre grupos dedicados al narcotráfico”,
dijo.  El departamento de Córdoba, en donde se encuentra la finca El
Ubérrimo, propiedad del expresidente Uribe, las estructuras paramilitares
mantienen el control absoluto desde hace dos décadas.  Los mismos
pobladores denominan socarronamente a su departamento como, “República
paramilitar independiente de Córdoba”, cuya tasa anual de asesinatos y
masacres pasa de medio millar
Las FARC EP proponen erradicar el hambre y la pobreza mediante el acceso a
derechos en el campo, normalizar la relación capital - trabajo en el campo
y construir una nueva ruralidad   Agencia Prensa Rural / Domingo 20 de
enero de 2013 Las FARC EP dieron a conocer un nuevo comunicado en el que
proponen erradicar el hambre y la pobreza mediante el acceso a los derechos
en el campo, así como normalizar la relación capital - trabajo en el campo
y construir una nueva ruralidad basada en la justicia territorial y en un
nuevo ordenamiento para cubrir la deuda histórica política, económica,
social y cultural del Estado con el campo y sus pobladores.   El siguiente
es el texto completo del comunicado:   Enero 19 de 2013. La Habana,
República de Cuba.   Sede de los diálogos por la paz con justicia social
para Colombia.   COMUNICADO     Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia, Ejército del Pueblo, en ejercicio de su soberanía política y en
desarrollo de su interlocución permanente con el constituyente primario que
es el pueblo, comunican:   1. Mantenemos nuestro compromiso de presentar de
manera paulatina ante el país, nuestras propuestas referidas al primer
punto de la Agenda del Acuerdo general para la terminación del conflicto y
la construcción de una paz estable y duradera.   2. Inspirados en los
anhelos populares, el conjunto de nuestras iniciativas son mínimos para
buscar puntos de aproximación con el gobierno; lleva por nombre Desarrollo
rural para la paz de Colombia y se compone de Diez propuestas para una
política de desarrollo rural y agrario integral, al respecto de lo cual
hicimos un primer esbozo en comunicado reciente de fecha 14 de enero de
2013.   3. A los quince literales publicados, agregamos uno más que se
omitió por errores de transcripción: Definición precisa de medidas para
evitar la especulación financiera con la tierra y las economías rurales. En
todo caso, el total de la propuesta será publicada al terminar el mes de
enero con las correcciones a que hubiere lugar, y en adelante se
presentarán los complementos de sustentación.   4. A continuación damos a
conocer el encabezado de nuestra iniciativa de Desarrollo Rural y las
propuestas dos y tres de la misma: Considerando el mandato histórico del
Programa Agrario de los Guerrilleros y de otras elaboraciones programáticas
de las FARC-EP, acogiendo y haciendo suyos importantes análisis, propuestas
e iniciativas, formuladas con entusiasmo, esperanza y anhelos de paz por
numerosas y muy representativas organizaciones de la sociedad colombiana,
en general, y del movimiento social y popular, en particular, presentadas
en los encuentros regionales por la paz impulsados por las Comisiones de
paz del Congreso de la República, así como en el Foro Política de
desarrollo agrario integral – enfoque territorial, organizado por las
Naciones Unidas y la Universidad Nacional de Colombia (Centro de
Pensamiento y seguimiento al proceso de paz), a petición de la Mesa de
Diálogos de La Habana, celebrado del 17 al 19 de diciembre de 2012 en
Bogotá, D.C., las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército
del Pueblo, ponen a consideración del pueblo colombiano las siguientes Diez
propuestas de desarrollo rural para la paz de Colombia:   Primera propuesta
(...) Ya publicada.   Segunda Propuesta: Erradicación del hambre, la
desigualdad y la pobreza de los pobladores rurales, y compromiso con el
mejoramiento de sus condiciones de vida y de trabajo, mediante el acceso y
disfrute efectivo de sus derechos políticos, económicos, sociales y
culturales. Ello implica, de manera prioritaria, la puesta en marcha de
programas masivos de nutrición y alimentación y de empleo rurales, de
dignificación y laboralización del trabajo agropecuario atendiendo
estándares de normatividad internacional, así como la provisión de la
correspondiente infraestructura social en educación, salud, vivienda,
seguridad social, recreación, cultura y deporte, acompañada de la
disposición extraordinaria de recursos del presupuesto público.   Tercera
Propuesta: Construcción de una nueva ruralidad basada en la democratización
de las relaciones urbano-rurales, y en el principio de la justicia
territorial, que supere visiones extractivistas y utilitaristas del mundo
rural y reconozca en él sus potencialidades políticas y culturales para el
desarrollo del país y el buen vivir de su población. Ello implica la puesta
en marcha de medidas excepcionales para cubrir la deuda histórica política,
económica, social y cultural del Estado con el campo y sus pobladores,
deuda que ha producido violencia, exclusión, desigualdad, pobreza,
discriminación y segregación territorial; impone la desmilitarización del
Estado y de la sociedad y la superación de la estigmatización del
campesinado; conlleva el ordenamiento y la regulación del territorio
urbano-rural con base en criterios de equidad, mutuo beneficio y
participación democrática; demanda medidas reales y efectivas para la
apropiación de la riqueza pluriétnica y multicultural del mundo rural,
incluyendo valores, modos de vida y de organización de la economía.
DELEGACIÓN
DE PAZ DE LAS FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA, EJÉRCITO DEL
PUEBLO (FARC-EP).
                    20-01-2013  Ideas En Acción Capitalismo y crisis, un
acercamiento marxista David Al Yasari En lucha    El valor de las cosas Con
esta columna se inicia una serie dedicada al análisis de la economía desde
una perspectiva marxista.   El objetivo, evidentemente, es explicar las
raíces de la crisis actual, y evaluar las respuestas que se proponen ante
ella. En los medios, se habla de la crisis como del producto de fuerzas más
allá de la intervención humana.   El marxismo, en cambio, la analiza
precisamente como el resultado de las acciones (si bien descoordinadas y a
menudo inconscientes) de los seres humanos.   Pero para entender la crisis,
hay que entender el funcionamiento básico de la economía capitalista. Y
para hacer esto, hay que establecer las bases de la visión marxista, que es
la teoría del valor.   Los “economistas” que aparecen en la televisión (y
en la mayoría de aulas universitarias) no suelen hablar nunca del valor de
las cosas, sólo hablan de los precios. Y presentan éstos como el resultado
accidental de la interacción entre la oferta y la demanda. Pero no ofrecen
ninguna explicación objetiva acerca de por qué un Rolls Royce, por ejemplo,
cuesta más que un bocadillo.   Marx, en cambio, mantuvo que las cosas —o
para ser más exactos las mercancías— sí tenían un valor objetivo, más allá
del precio que tuvieran en un momento dado. Para él, el valor de una
mercancía venía determinado por la cantidad de trabajo humano necesario
para producirla.   Antes de continuar, se debe hacer una aclaración. Aquí
de lo que se trata es del valor de cambio. El valor de uso es otra cosa; el
aire, por ejemplo, no tiene valor de cambio, porque (por ahora) no se
produce como mercancía, pero obviamente tiene muchísimo “valor de uso”.
También tienen valor de uso los productos alimenticios, los coches, los
bolígrafos, etc., pero estos valores de uso no son calculables, ni son
intercambiables. Si estás muriéndote de sed, ninguna cantidad de trajes
Armani te solucionará el problema. El valor de intercambio, en contraste,
se centra en algo que toda mercancía tiene en común, que es el hecho de ser
el producto de una cantidad determinada de trabajo humano.   Así que una
silla y una cena son totalmente diferentes físicamente, pero pueden
equipararse en valor, si requieren la misma cantidad de trabajo humano para
producirlas. Lo mismo se podría aplicar a cosas tan diferentes como a un
libro y a una pieza de ordenador.   La cantidad de trabajo humano a la que
se refiere es a la de todo el proceso de producción. Es decir, una fábrica
moderna puede ser muy eficaz, produciendo una gran cantidad de móviles o
latas de refresco en poco tiempo. Pero no se debe calcular sólo el tiempo
gastado en la última etapa del proceso. También se debe incluir la parte
proporcional del desgaste de las máquinas. Y éstas son en sí el resultado
del trabajo humano anterior, cuyo valor se transfiere a la mercancía
producida. Lo mismo se aplica a las materias utilizadas en dicha fábrica,
que también son producto de procesos anteriores de producción; otra vez, en
último término, productos del trabajo humano.   El aspecto más importante
de este argumento no es cuantitativo; no se trata de calcular exactamente
cuántas horas de trabajo son necesarias para producir cada mercancía. El
punto clave es más bien político.   Esto lo vemos claramente en la
respuesta a la teoría que dan los capitalistas, o mejor dicho, la que dan
sus luchadores entrenados, los economistas de la televisión. Se apresuran a
rebatir el análisis, alegando que, si bien el trabajo humano produce valor,
también lo hace la maquinaria. Para poner esta teoría a prueba, sólo hace
falta dejar en un taller una máquina y algo de materia prima, y esperar a
ver cuánto valor produce. El resultado, evidentemente, es cero.   El
capital de por sí no produce valor alguno. Es más, todo capital existente
es en sí mismo producto del trabajo humano anterior, adquirido mediante la
explotación a la que se somete a la clase trabajadora. A esto volveremos en
la siguiente columna.   Por el momento, terminemos con este punto. El
esfuerzo de la clase trabajadora crea todo el valor que existe en el
sistema. Esta clase, la misma a la que los capitalistas quieren hacer pagar
la crisis, es la que ha producido toda su riqueza. Esto es lo que demuestra
la teoría marxista. Por algo no quieren que se explique en televisión.
 Explotación,
origen de los beneficios   La segunda columna de la serie dedicada al
análisis de la economía desde una perspectiva marxista. Se suele utilizar
el término explotación para hacer referencia a un abuso excepcional y
tercermundista.   El análisis marxista, en cambio, demuestra que la
explotación es la norma bajo el capitalismo. Es, de hecho, el origen de los
beneficios, incluso en las empresas más “avanzadas” y respetables.   Para
entender el porqué, volvemos a lo que se comentó en la primera columna de
esta serie: el valor de intercambio de una mercancía se basa en la cantidad
de trabajo humano requerida para su producción.   Mucha gente piensa que
los beneficios provienen de vender las mercancías a un precio superior a su
valor. Pero una venta es, a fin de cuentas, el intercambio de una mercancía
por otra, con dinero por en medio. Si se intercambian dos mercancías, es
imposible que ambas obtengan más de su valor. Algunos capitalistas sí
consiguen vender sus productos a un precio por encima de su valor real
—mediante patentes, publicidad, monopolios, poder militar, etc.— pero esto
sólo conlleva que otros productos se vendan por debajo de su valor. No se
producen así beneficios en el conjunto del sistema.   Para entender los
beneficios, debemos volver, otra vez, al trabajo humano.   En el
capitalismo, la propia capacidad humana de trabajar es una mercancía. Como
cualquier mercancía, tiene su valor, basado en la cantidad de trabajo
humano requerida para (re)producirla. Para que una persona pueda trabajar
—en una fábrica, oficina, hospital, etc.— tiene que descansar y dormir lo
suficiente, comer, vestirse, etc. A largo plazo, la existencia de mano de
obra requiere que se formen a las próximas generaciones de la clase
trabajadora.   Todo el trabajo humano pagado necesario para reproducir la
fuerza de trabajo —es decir, la parte correspondiente a un día— constituye
su valor de intercambio. (Destaquemos que, para el capitalismo, los
cuidados familiares son como el aire: imprescindibles pero invisibles, y no
producen valor de intercambio).   En los inicios del capitalismo, con una
baja productividad, una persona podía tener que trabajar mucho tiempo
—digamos seis horas diarias— sólo para reproducir sus propias necesidades
existenciales. Aquí entra en juego el truco del capitalismo. Se compra la
capacidad para trabajar un día, pero la extensión de ese día es un tema
abierto. Típicamente el jefe exigía que se trabajasen no seis, sino diez,
doce o más horas.   Esta diferencia entre las horas requeridas para cubrir
el valor de la fuerza de trabajo, y las horas que realmente se trabajan, es
la fuente de los beneficios; es la plusvalía.   Para ilustrar cómo
funciona, seguimos con el ejemplo histórico. Tomemos una empleada de una
fábrica textil, con una jornada laboral de doce horas. Digamos que en este
tiempo gasta materia prima, así como una parte proporcional de la
maquinaria, por un valor total de 24 horas. Éstas se suman a las doce horas
trabajadas por la empleada, con lo cual el valor del producto total del día
serían 36 horas.   Las 24 horas de materia prima y de maquinaria gastada,
el jefe las tiene que pagar, en general, a su valor. La mercancía producida
la vende por su valor. Los beneficios provienen del hecho de que paga el
valor de la fuerza de trabajo, que son sis horas, pero recibe a cambio doce.
 Hoy en día, se aplica el mismo principio, aunque con cifras bastante
diferentes. Suele haber un valor mucho mayor de maquinaria; la inversión
necesaria para establecer una fábrica moderna es mucho más alta que hace
150 o 200 años. En cambio, las jornadas laborales suelen ser menores de
doce horas.   Sin embargo, con la productividad actual, lo necesario para
la reproducción de la fuerza de trabajo —la comida del súper, la ropa
prefabricada, un piso de 50 o 70 metros, incluso un teléfono móvil y un TV
grande— puede producirse en mucho menos tiempo de lo que hacía falta en
1850 para un nivel de vida más básico.   El resultado es que incluso
trabajando “sólo” ocho horas, y pudiendo comprar el coche de sus sueños (a
plazos; no nos pasemos), el o la trabajadora sigue sufriendo explotación.   Y
esto es si tiene la suerte de tener un trabajo. Porque la misma lógica del
sistema hace que éste entre en crisis, produciendo los niveles de paro que
vemos hoy. Del porqué de esto, hablaremos en la próxima columna.   El
porqué de las crisis La tercera columna de la serie dedicada al análisis de
la economía desde una perspectiva marxista.   Cuando había boom, los
economistas lo atribuían a las virtudes innatas de la economía de mercado.
Los jefes de las grandes empresas y de la banca compartían esta visión,
pero a la vez se llevaban enormes pluses por su gran logro al observar este
proceso “natural”.   Pero si el boom tuvo muchos padres (y unas pocas
madres), la crisis es huérfana. Dan a entender que la crisis no es fruto
del sistema —ni de los que mandan— sino que es algo inexplicable y externo
a la familia (capitalista) feliz.   La verdad es otra; para ver el porqué,
otra vez, hay que ir a la raíz de la cuestión. Como se ha explicado en
columnas anteriores, la fuente del valor de cambio, y de los beneficios, es
el trabajo humano.   Tomemos el ejemplo de un taller, llamado Muebles
Botín. Digamos que una trabajadora —Fátima— construye una mesa en una
jornada laboral de 8 horas (“trabajo vivo”, en terminología marxista),
gastando materia prima y maquinaria (“trabajo muerto”) por un valor de 16
horas. La mesa vale, por tanto, 24 horas de trabajo. El jefe, el Sr. Botín,
debe pagar el coste total del trabajo muerto. Pero por el trabajo vivo,
sólo paga lo que cuesta reproducir la fuerza de trabajo, digamos 4 horas.
Las otras 4 horas son su plusvalía, la fuente de sus beneficios.   Digamos
que este taller es uno de varios en la misma calle, todos compitiendo entre
ellos. El Sr. Botín —qué listo él— descubre que invirtiendo en nueva
maquinaria puede producir mesas más baratas. Con esto, en las mismas 8
horas, Fátima produce dos mesas. Para hacerlo, gasta más “trabajo muerto” o
maquinaria y materia prima; digamos el doble, 32 horas. Pero al final del
día, con un total de 40 horas —las 8 del trabajo vivo de Fátima más las 32
del trabajo muerto— hay dos mesas. Es decir, cada mesa ahora cuesta 20
horas, en vez de 24. Lo bueno para el Sr. Botín es que puede venderlas por
más de su valor. Si las vende por el equivalente a 23 horas, saca super
beneficios a la vez que les quita clientes a sus competidores.   ¿Qué hacen
éstos? Tienen que dar el mismo paso que Botín, o se hundirán. Al final,
todo el mundo habrá hecho la misma inversión, y no habrá super beneficios
ni mercado extra para nadie. Todo vuelve a la normalidad, con lo cual las
mesas vuelven a venderse por su valor, es decir, por el equivalente a 20
horas.   Pero ¿y los beneficios? Antes, Botín y los demás sacaban 4 horas
de plusvalía, o beneficios, por una inversión de 24 horas; un 17%. Ahora,
tras el aumento en la productividad, y con más capital invertido, obtiene 4
horas de plusvalía sobre una inversión de 40 horas. La tasa de beneficios
ha bajado al 10%. Lo que era una decisión racional para un capitalista se
convierte en irracional para el sistema en su conjunto. Este proceso ocurre
a escala mundial, y en industrias mucho más grandes. Recientemente se
anunció que Samsung, ahora el mayor fabricante de teléfonos móviles del
mundo, ha iniciado la construcción en China de una nueva planta de chips
informáticos. El coste de la fábrica será de 5,4 mil millones de euros.
Ante este tipo de competencia, la empresa líder durante 14 años, Nokia, se
encuentra en crisis.   El mercado informático es un caso extremo en el
aumento de inversión, para aumentar la productividad y bajar precios, pero
se da el mismo proceso en otros sectores. Una bici es relativamente mucho
más barata ahora que hace 20 años; incluso un pollo o un salmón cuesta
menos, en términos reales, que antes, “gracias” a la producción industrial.
 Y el resultado de este espectacular aumento en la productividad es la
mayor crisis que se ha vivido, al menos desde los años 30.   La crisis no
es sólo fruto de la especulación… aunque sí ha habido una especulación
obscena. Tampoco la han producido las decisiones equivocadas de políticos,
banqueros, consejeros delegados… aunque seguro que han tomado decisiones
enormemente estúpidas y no se merecen sus salarios, ni mucho menos sus
pluses.   Sin embargo, el problema es otro. Si el capitalismo es incapaz de
mantener el equilibrio económico en una calle con talleres de muebles, aún
menos lo es para hacerlo en el mundo entero. El sistema capitalista produce
crisis como los banquetes de los ricos producen indigestión.   La única
cuestión es quién sufrirá el dolor de estómago; ellos o nosotros. Quieren
que la crisis la paguemos nosotros, y hacer que la tasa de beneficios
vuelva a subir. Sobre cómo lo hacen —o cómo lo intentan hacer— hablaremos
en la siguiente columna.   Algunas respuestas a la crisis   La cuarta y
última columna de la serie dedicada al análisis de la economía desde una
perspectiva marxista. Se ha explicado en las columnas anteriores que la
causa fundamental de la crisis sistémica actual es la caída de la tasa de
beneficios. Esto se debe a algo intrínseco al capitalismo. La fuente de los
beneficios es el trabajo humano, pero el crecimiento de la economía
—impulsado por la necesidad de cada capitalista de aumentar su
competitividad e ingresos— hace que la producción requiera cada vez más
inversión. Esto aumenta la proporción de capital en relación a la mano de
obra, que es, recordemos, el origen de los beneficios. De ahí que la tasa
de beneficios caiga.   Aquí hablamos de la crisis sistémica. Las crisis
cíclicas de sobreproducción y falta de demanda quizá puedan resolverse
(temporalmente) mediante medidas keynesianas: más inversión pública, más
regulación, etc. La crisis actual no, por la sencilla razón de que la causa
de la misma no son fallos puntuales —excesiva especulación, mala gestión
por parte de los banqueros, falta de previsión por parte de los políticos,
etc.—, aunque éstos por supuesto existen. La crisis es producto del sistema
y para superarla habrá que superar el capitalismo.   Huelga decir que los
capitalistas no lo ven así, y ellos sí buscan soluciones dentro del
sistema; todas ellas más o menos nocivas para la gente trabajadora.   La
competencia internacional entre capitales conlleva la amenaza de guerra, y
la guerra es buena para la economía. En términos keynesianos, aumenta la
demanda. En términos del análisis marxista, al destrozar grandes cantidades
de capital, la guerra ayuda a restaurar la tasa de beneficios. La guerra
también permite aumentar la explotación laboral. Ésta última es, de hecho,
la respuesta preferida de la burguesía ante la crisis. Tiene diversas
maneras de hacerlo.   La menos dolorosa viene de que al aumentar la
productividad, las mercancías se fabrican en menos tiempo. Así que lo
necesario para reproducir la fuerza de trabajo de un día —comida, ropa,
etc.— quizás antes costaba cuatro horas, dejando cuatro horas de la típica
jornada laboral como plusvalía. Si se pueden producir las mismas
necesidades vitales en tres horas, entonces incluso manteniendo el nivel de
vida del trabajador o la trabajadora, el capitalista puede extraer cinco
horas de plusvalía. Pero esto ocurre más o menos sin que se note; al
estallar la crisis, esta vía ya se ha agotado.   Las otras medidas implican
ataques directos a la clase trabajadora; pasan por reducir los salarios,
y/o aumentar la jornada laboral, en ambos casos con el objetivo de aumentar
la tasa de explotación.   El salario se basa en el valor de cambio de la
fuerza de trabajo: cuánto cuesta reproducirla. El valor de un televisor es
una cuestión técnica; refleja el tiempo necesario para producir las piezas
y ensamblarlas. Pero el valor de la fuerza de trabajo es un tema político.
Forzosamente incluye comida y alojamiento, sin los cuales la mano de obra
no sobrevive. Pero por ejemplo, ¿incluye vacaciones pagadas cada año?
¿Incluye sólo protección básica contra los elementos, o una vivienda digna,
cómoda y estable? Y un largo etcétera. Ante la crisis, los jefes intentan
reducir el valor de la fuerza de trabajo —tanto el salario inmediato como
el salario social, es decir, la pensión, las bajas por enfermedad, etc.—
para que se acerque cada vez más a la mera supervivencia.   Intentan
aumentar la jornada laboral de varias maneras. La más explícita es
exigiendo que se trabaje más tiempo al final del día. De manera algo más
sutil, eliminan o reducen los períodos de descanso; quitan días festivos o
“de libre disposición”; reducen las vacaciones, etc. Y aparte de extender
el día laboral, intentan extender la vida laboral, posponiendo (incluso
eliminando) la edad de jubilación; así el sistema extrae más plusvalía y a
la vez ahorra en pensiones.   Todas estas medidas no surgen porque los
jefes sean codiciosos y carentes de corazón —aunque suelen serlo—, sino que
son fruto de la misma lógica del sistema.   No se puede superar esta lógica
mediante reformas, aunque éstas pueden ser bienvenidas. No se trata de
crear empresas más ‘humanas’, porque éstas seguirán inmersas en un sistema
inhumano por naturaleza.   A fin de cuentas, la única solución a la crisis
es acabar con el propio sistema capitalista. Ésta es la lección clave de la
teoría económica marxista David Al Yasari es militante de En lluita / En
lucha   Artículos publicados en el Periódico En lucha / Diari En lluita
http://enlucha.org/site/?q=node/17603
http://enlucha.org/site/?q=node/17726
http://www.enlucha.org/site/?q=node/17899
http://enlucha.org/site/?q=node/18000




Santos: La fuerza pública está preparada para responder los posibles
ataques de las FARC EP
http://actualidad.rt.com/actualidad/public_video/d62/d6222b98e7449acf49207b4c0bcd9749.mp4
 El mandatario colombiano reconoció que la guerrilla ha cumplido en
términos generales con el alto el fuego   Publicado: 20 ene 2013 | 4:16 GMT
 El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció que la fuerza
pública está preparada para responder ante acciones de las FARC que puedan
realizar cuando se acabe la tregua que declaró el pasado 20 de noviembre y
que vence este domingo 20 de enero.      "Decirle al pueblo colombiano que
estamos preparados", acentuó el mandatario colombiano desde la población de
Padilla, en el departamento del Cauca.   En los diálogos de paz que se
adelantan con el Gobierno colombiano en Cuba, las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) decretaron una tregua unilateral que
vence este domingo.      Decirle al pueblo colombiano que estamos
preparados" Santos insistió en que "el terrorismo es una demostración de
debilidad", sin embargo reconoció que la guerrilla ha cumplido en términos
generales con el alto el fuego. Una declaración que contrasta con un
informe de las Fuerzas Armadas del país, según el cual las FARC violaron en
más de 50 ocasiones la tregua unilateral.   Para el presidente Santos, el
terrorismo es un acto de "cobardía" porque lastima "a la sociedad civil" y
porque quienes cometen esos actos no se enfrentan a la fuerza pública.
 Recientemente
las FARC, por su parte, denunciaron y exigieron explicaciones al Gobierno
colombiano sobre el impulso de la presencia de multinacionales extranjeras
en los campos del país.   Texto completo en:
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/84226-santos-fuerza-publica-preparada-responder-posibles-ataques-farc
*Samuel Barinas Varela*
Corfisocial

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