Tuesday, November 1, 2011

LA VIGENCIA DE LAS FORMAS DE LUCHA Y EL FUERO MILITAR EN COLOMBIA

.POR SAMUEL BARINAS


El gobierno continuista del santismo-uribismo, se asustó con el cuero del tigre. El vocero senatorial de la extrema derecha militarista ROY BARRERAS, impulsó la propuesta que los militares colombianos fueren exonerados por violación de los derechos humanos, en desempeño de sus funciones contrainsurgentes y “que en el marco del conflicto armado cometieren errores”. Porque no permitírselo a los efectivos del ejército de invasión Colombia-Usa, si en la democrática USA el falsario J doble V Busch aceptó la tortura en interrogatorios a “terroristas”?. El deteriorado senador abogó por una Jurisdicción Especial para los militares; de manera que quienes los investiguen y juzguen conozcan el lenguaje de la guerra y sepan la diferencia de un ataque, un combate, un conflicto. Que cuando esos efectivos militares son juzgados por quienes no saben distinguir los anteriores términos, la presunción recae sobre los militares y eso hace que se desmoralice la tropa.



Es decir, que como los jueces son ignorantes, los jueces especiales deben ser parte del estamento militar. El vocero vocifera que “existe mucho temor entre los militares por los fallos judiciales”. Pero oculta que ese temor albergado en la fuerza publica, por los fallos judiciales “que no se discuten” raya de la desmoralización a un sentimiento de insubordinación. Esa fase de proceso interno inevitable por la que transita el ejercito oligárquico de invasión Colombia-Usa, generó espanto en las altas esferas del gobierno; hasta tal punto que el ministro del interior manu militari dispuso que ese tema era excluido del debate sobre la reforma a la justicia y como por arte de magia la mas- media calló, el vociferante senador pasó como penitente y la propuesta angelical de Angelino de “buscar mecanismos” para beneficiar a los militares; así como dejaran de ser temas de interés el proyecto de defensa técnica para la fuerza publica, impulsada por el uniformado de caki ministro de la guerra y lo de una ley de defensa y seguridad para que todo lo de defensa, como reclutamiento, reservas, movilización nacional, presupuestos económicos y contratación en el sector fueran materializados en la consagración legal de otro estado dentro del estado. Tan delicado tema estremeció pilares gubernamentales. Facilitó que sindicados criminales como el chafarote Tito Alejo del Río invocara la amistad con el narco paramilitar expresidente Uribe, tras su fementida alianza, volviendo a mojar tinta junto a la ralea de columnistas de la derecha militarista en Colombia.



Entre tanto la atalaya de la fuerza insurgente oteando y actuando. Comprende demasiado bien la Insurgencia en Colombia que todo el remozamiento legal y hasta constitucional del establecimiento encamina a fortalecer (disiento de la expresión blindar, por militarista y tan en boga hasta en el sector civil privado) a favor de la oligarquía, un futuro campo de negociaciones. Casan con la seguridad que en la medida en que mas conquistas sociales se recorten, se vulneren, se borren, los temas de lo mínimo predominará ante lo macro estratégico y fundamental, como lo es la vocación y manejo del Poder y la creación de un nuevo Estado en la Nueva Colombia. Casan con la engañifa concepción de la desmovilización a ultranza cuando al orden del día esta la suerte histórica- para beneficio de los pueblos de América- de la reestructuración del ejercito colombiano agresor. Ocultan el peso específico de la casta privilegiada del generalato- obstáculo inminente para afrontar realistamente las salidas políticas al conflicto colombiano- sobredimensionando las dificultades por el papel jugado por los intereses del narcotráfico. Pero crece, crece, la audiencia y el mandato popular se expresa exigentemente en las calles; pese al inveterado hábito del positivo presidente Santos de llamar a los manifestantes nacionales ‘faltos de argumentos”.



De las distintas formas de lucha también corresponde hablar en Colombia.



El régimen santo-uribista se empeña en erigirse sobre una etapa de post conflicto. Los progresistas, invocan la ineficacia de la lucha armada. Los socialdemócratas revolucionarios invocan la fuerza legal dentro del establecimiento para el logro de profundas reformas. Los revolucionarios abogan por una revolución en Colombia. El contenido de esa revolución no es tema del presente artículo. Sin caer en simplismos enunciemos que el faro revolucionario es la construcción del Socialismo del Siglo XXI.







Los Medios de Alineación Masiva perseveran en su mensaje de desprestigio de la lucha armada en Colombia. Las manipuladas encuestas posicionan una opinión antilucha armada. Reivindican el rechazo total a la aceptación del movimiento guerrillero e insurgente en Colombia. Repican sobre la ineficacia y no obtención del poder por medio de las armas en más de cincuenta años de lucha armada. Afirman que la lucha armada se quedó en el pasado, que todo cambia (sin haber nada cambiado desde sus orígenes; sino por el contrario agudizado lo antipopular). Predican, cual vergonzantes, que el actual estado de cosas en Colombia origina no en la causa de existencia del movimiento armado e insurgente sino en los efectos del mismo tras la aplicación de una guerra prolongada. Con tan recursivos argumentos pretenden ocultar la realidad política de Colombia: la existencia de una Insurgencia desplegada en todo el territorio nacional; no derrotada; en dinámica evolución y cambio táctico; con notorios avances cuantitativos y cualitativos; con peso específico en la vida política del país nacional. Con iniciativa en el accionar político-militar.







La Insurgencia en Colombia asombra en la consecuente aplicación del principio rector de la política, primero; luego lo militar. En tal sentido su accionar político-militar esta hombro a hombro con el movimiento popular, revolucionario y de masas en Colombia. Ello, sencillamente, porque la lucha armada es una expresión más de la lucha de masas en Colombia por la conquista del poder político popular. De allí su vocación de poder.







Cual efecto macabro los progresistas recitan la decimonónica que si existe una lucha legal en Colombia, no pueda existir- paralelamente- una lucha ilegal, alimentada sobre la misma fuente de la conquista de Poder Popular. Que la existencia de la lucha armada desdice de cualquier lucha legal de oposición y que si esta existe es por la combinación de las formas de lucha. Pues bien, en Colombia tal adefesio no existe. No es más que un disparate que hace carrera dentro de la contrainsurgencia. Combinar las formas de lucha seria mezclarlas para que hagan un solo cuerpo. De tal manera que un guerrillero seria un dirigente político de masas y viceversa. Todo tan distante de lo cierto. El principio de la división universal del trabajo, es el que opera. Es más, con base en tal principio no se admite, por ejemplo, la mezcla del café y la leche. Cosa muy diferente es el planteamiento de la existencia de las distintas formas de lucha en Colombia, por ser ello una realidad política palpable. En la instalación del XV Congreso del Partido Comunista Colombiano, en diciembre de 1989 en Bogotá, Gilberto Viera W, expresaba: “Si lo que pretenden algunos es que condenemos la lucha del movimiento guerrillero; tenemos que afirmar que ello carece de sentido. El partido Comunista Colombiano, jamás tomaría, por cálculos oportunistas, una posición inconsecuente con su pasado combativo y la excelsa memoria de sus mártires y héroes”.







En cambio, la aplicación de las diferentes formas de lucha no cabe por parte del establecimiento para el mantenimiento del status quo. Otra cosa es que utilicen el factor paramilitar para oxigenarse en la lucha contra insurgente. De allí: en la medida que continúa el conflicto armado, el paramilitarismo persiste. Esa llamada sexta división del ejército colombiano continuará actuando, puesto que la degradación institucional se los impone; máxime con el engrudo que significa convivir en el lodazal del narcotráfico. El comportamiento de ejército de ocupación se los impone. De manera que asistir al aquelarre de la parapolitica impone la lectura del fallido intento de experimento contrainsurgente. Es presentado como la actitud individual asumida por sujetos en extremo. Pero no existen tales hechos aislados, de individuos aislados. El desarrollo de la parapolitica demuestra todo un plan de efectos de consolidación contrarrevolucionarios, antes que triunfe la revolución. Sus alcances son de efectos cíclicos, tácticos. Refundar el pías- para ellos- es conservar el satus quo. No es de alcance estratégico; en tanto que al movimiento insurgente si lo guía el faro de la toma del poder, como ejercicio de voluntad política.







Pero en que queda el motivo determinante del sujeto involucrado en la parapolitica?. En que asume una actitud contra legem y por ende contra el establecimiento que aspira defender o mantener. De allá la eficacia de la coacción penal contra el individuo parapolitico como sujeto individualmente identificado. Por lo mismo el golpe al individuo es certero, al pagar las consecuencias El fracaso de la ley de justicia y paz y la inaplicabilidad de la desmovilización de los paras obedece a la persistencia del conflicto. El costo político para el establecimiento es, cada día, mayor.







De Otros Efectos:



En el ejercicio de la representatividad o democracia representativa igualmente confluye el efecto de la parapolitica.



Asistimos a un panorama de fortalecimiento de poder local en Colombia.



La emergente oligarquía local producto de la asociación mafiosa se consolida durante el presente debate electoral. No incurrimos en devaneos en torno a hablar de un proceso electoral viciado. Destacamos la impronta de un proceso en que confluyen todos los males: el afianzamiento, por rapiña, de los factores de poder, local. Pero a la izquierda revolucionaria también le corresponde bailar en ese festín, pero precisamente no con la más mala. No pretendemos destacar las buenas acciones de los aspirantes de la izquierda democrática. Pero sí al menos indicar las falencias o engaños como a la opinión de los electores se presenta esa justa electoral.



El caso de la participación del expresidente Uribe Velez es emblemático. Acusado, sindicado por doquier, persiste- cual pendiente colgante- en su misión de Mesías. Sustituido en el juego de las maquinarias de las grandes ciudades, le apuesta a lo local; donde a sangre y fuego a logrado colocar sus alfiles, todos caracterizados por su unte en el lodazal narco-paramilitar. La vergüenza y la decencia no existen. En la ciudad de Cúcuta, convertida en la capital del narco paramilitarismo, lo vemos con los brazos en alto entretejidos con sus compinches del conservatismo nortesantandereano. Ese cadáver político por él revivido durante su gestión gubernamental le permite alzarse en las pocas tarimas públicas que le quedan. Con exponentes como Juan Alcides Santaella- verdadero dinosaurio del oscurantismo del Procurador- Carlos Barriga Peñaranda- truhán paraco, corrupto, enriquecido, junto con su hermano Pedro, de las contrataciones sobre la red vial de Cúcuta- levantan los brazos, que mas pareciere con las manos en alto, en el mensaje de temeridad ante el atrevimiento de presentarse sin ningún reato de conciencia ante la opinión publica. Al narco paraco ex presidente, conviene siempre recordarle, que por el Principio de Justicia Universal, se puede perseguir a violadores de los Derechos Humanos que gozan de impunidad en sus piases. Ello establece que nadie puede quedar impune por crímenes cometidos durante el conflicto armado.



El Derecho Internacional Humanitario enriqueció, luego del Juicio de Nuremberg, en el que “En ellos se declara, que nadie puede alegar su condición de jefe de estado o haber actuado bajo ordenes jerárquicas, si tuvo la opción de no cometer el delito, para no ser juzgado”. El narco paraco Uribe al sancionar la oprobiosa ley de justicia y paz se ha auto amnistiado, para no ser juzgado. Pero todo ello esta cuestionado por varios organismos internacionales y del sistema interamericano. El principio de justicia universal se fundamenta en las normas del ius cogens y el derecho de gentes y a esas normas no se puede oponer la ley nacional o local (lex fori). Ahora, la Corte Penal Internacional (CPI) investiga es a individuos. El extenso dossier contra el paraco expresidente Uribe comienza desde sus primeros pinos en la política. Iniciando su primer periodo presidencial – embriagado de poder- confesó en una entrevista en el diario oligárquico-español El Tiempo, que en finca ganadera del Ubérrimo, participó – arma en mano- con un revolver calibre 38 en la persecución a una cuadrilla del ejercito popular de liberación (epl) en operativo adelantado por efectivos del DAS rural a su solicitud, y que en la acción ayudó a dar de baja a seis integrante de ese grupo armado. Esa acción típicamente paramilitar así relatada fue tema analizado por columnista del medio alternativo Anncol, reflejando actualidad ante el sin numero de sindicaciones que hoy afronta tan pillo ex presidente.



”Sin querer queriendo”

Reconoce J.M. Santos la derrota de la tropa oficial

Allende La Paz, NotiColombia Press

El presidente JM Santos dice estar preocupado por el aumento de ”los actos terroristas” de las guerrillas y que ”Tan sólo en lo primeros siete meses de este año se han presentado 229 actos terroristas, 22 actos más que el año pasado de parte de grupos armados ilegales como las Farc y el Eln” (Caracol radio), las cuales han arrojado que ”Entre enero y Mayo del 2011, la Fuerza Pública ha sufrido 967 bajas”. (“La Nueva Realidad de las FARC”, p.9, citado por Gutierrez en el artículo de Rebelión ” Santos, luz verde para la guerra sucia en Colombia”).

Nosotros sabemos que esas cifras –como todas las que esgrime el régimen en todos los órdenes-, están ”por debajiadas”, es decir, disminuídas ya que según informaciones dadas por los partes de la insurgencia armada, las FARC por lo menos en alguna parte del territorio está combatiendo cada día. Según el consolidado de las propias FARC-EP en el 2010 combatieron en 2.272 acciones, propinándoles a la tropa oficial 4.341 bajas, repartidos en 2.078 muertos (48 oficiales y suboficiales, 1.697 soldados, 218 policías y 115 narco-paramilitares y colaboradores del ejército), y 2.242 heridos (26 oficiales y suboficiales, 1.938 soldados, 233 policías y 45 narco-paramilitares y colaboradores del ejército), además de 21 desaparecidos en combate.

Esas declaraciones de Santos viene a ser el reconocimiento, ”sin querer queriendo”, de que la guerra se está perdiendo, como bien hemos afirmado en NotiColombia Press, o que al menos está el gobierno Santos en un callejón sin salida y no se ve luz al final del túnel. Ello es así porque lo primero que se resiente, además de la propia estructura del estado, que ya vió salir a un ministro y a una cúpula militar, es definitivamente la moral de la tropa, la cual al paso que va va camino a la desmoralización. Y es sabido que tropa desmoralizada no combate, y si no combate está derrotada.



Llama la atención que sólo Caracol radio ha publicitado esta noticia y ello es muestra de cómo es el tratamiento dado por la falsimedia a la verdadera situación en que se desarrolla el conflicto interno colombiano (ver en:Santos admite incremento de acciones terroristas de la guerrilla en el país).



Es que es muy difícil quedar como mentirosos. Durante todo el tiempo dicen que la guerra la está ganando el régimen y de un momento a otro, en un momento de desesperación, el propio presidente de la república le dice a todos los medios que ”está preocupado” porque las acciones de las guerrillas van en aumento. Y es bueno que lo diga para que la oligarquía y el imperio dejen de andar en las nubes soñando con un virtual triunfo sobre la insurgencia colombiana.

En NotiColombia Press hemos insistido en la necesidad impostergable de una salida política al conflicto, lo cual significa sentarse a dialogar para ir buscando entre las partes las soluciones a las causas que originaron el conflicto, que todos sabemos provinieron del estado, y avanzar en la solución a esas causas. Pero esa salida política al conflicto tiene que contar con la participación del pueblo colombiano, de todos los sectores de la sociedad, y no solamente de las partes enfrentadas. Será el pueblo, y solo él, quien dirá estás soluciones son las más acertadas y provechosas para las grandes mayorías del país.

Solo así, construiremos la Nueva Colombia, en paz con justicia social, democracia, libertad, independencia y soberanía nacional.

¿Secuestro u operación envolvente de la inteligencia militar?



Desde ANNCOL saludamos la liberación de la niña Nhora Valentina, quien ya está entre los suyos. Su liberación sana y salva no responde varias dudas/preguntas que generaron este macabro hecho.



a) Cuál era el objetivo político, económico, o militar de los secuestradores?



b) En verdad qué quería generar o encubrir con su secuestro?.



c) Cuáles fueron sus verdaderos autores?



En ANNCOL nos pusimos a la tarea de desenredar la pita.



Las dos organizaciones insurgentes que operan en el área, manifestaron enfáticamente su no participación en el hecho.



Descartada de plano, la autoría de la insurgencia, ya que este hecho, no puede ser sustentado ni política, ni ideológica ni militarmente para realizarse. Quiénes son entonces los autores?. La respuesta es clara y contundente, la inteligencia militar.



Porqué es la inteligencia militar la culpable? Su autoría quedó develada cuando un falso portavoz del ELN negó, en nombre del ELN la autoría del hecho y acusó a las FARC-EP.



La inteligencia militar buscaba, con este pronunciamiento, operación de inteligencia militar, conocida como operaciones envolventes de guerra sucia, romper la alianza estratégica que existen en la zona, entre las dos organizaciones insurgentes. En últimas, produciendo un comunicado de parte del ELN acusando a las FARC-EP, el régimen esperaba generar una guerra fratricida, por un lado, y por el otro, desprestigiar al movimiento insurgente. Este era el único objetivo?. NO



El objetivo de la operación militar de las FFMM era más complejo, y tenía una bajeza como objetivo estratégico, la inteligencia militar pretendía tenderle un señuelo a la senadora PIEDAD CÓRDOBA, sacarla a una zona rural para asesinarla.



Por eso, recomendaron a la familia a través de terceros que pidieran la intervención de Córdoba, la figura insigne de colombianos y colombianas por la PAZ.



La operación militar era una “operación quirúrgica de inteligencia”, pero les salió mal.



La inteligencia militar subestimó los canales de comunicación entre las dos organizaciones armadas, quienes rápidamente chuzaron información para saber, que la inteligencia militar estaba metida hasta los dientes, en este macabro hecho. En vez, de Piedad Córdoba, intervino el CICR y la operación se les vino a abajo.



Fracasaron, ahora sólo tiene como argumento débil, seguir acusando a la insurgencia del hecho, pero el pueblo colombiano no come entero, los medios de idiotización masiva, como es obvio, le dedicaron más cubrimiento al hecho, que a las marchas estudiantiles contra la ley 30, explotaron el hecho de que la víctima era una indefensa niña.



Este hecho demuestra la bajeza de las fuerzas militares, quienes no dudaron un instante, en realizar un acto de bajeza para conseguir sus objetivos. Primero utilizaron las insignias del CICR para fingir una operación militar, consumada por la traición de unos insurgentes, el país ya conoce sus prácticas de collares bomba, ahora utilizaron una inocente niña para manipular al país, mañana cualquier cosa puede ser posible para hacernos creer que la insurgencia ya perdió su rumbo y sus principios.



El pueblo colombiano no puede llamarse a engaños. La manipulación de la población es un arma de guerra, no coma cuento, lea ANNCOL


Samuel Barinas Varela
Corfisocial

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