Monday, November 7, 2011

La élite de la oligarquía, la que ordenó el asesinato de Cano, jamás ha estado al frente de la batalla

El significado del asesinato de Alfonso Cano, líder de las FARC-EP, caído
en operativo CIA con bombardeos masivos


La élite de la oligarquía, la que ordenó el asesinato de Cano, jamás ha
estado al frente de la batalla (...) Procedimiento del asesinato:
inteligencia militar (con apoyo decisivo de CIA), bombardeos, desembarcos
de helicópteros y orden de asesinar, no de capturar


* Por José Antonio Gutiérrez D.


Alfonso Cano, líder de la lucha contra el saqueo y empobrecimiento,
asesinado por los bombardeos químicos del régimen colombiano

*El significado del asesinato de Alfonso Cano, líder de las FARC-EP*

Después de más de 30 años de lucha guerrillera, el máximo jefe de las
FARC-EP ha sido asesinado. *Murió combatiendo, como un guerrillero raso
más, mientras que quienes lo mandaron a asesinar, la élite dorada, jamás
subieron al monte ni han puesto a uno sólo de sus hijos al frente de la
batalla*. Este era un desenlace que se veía venir, ya que desde el 2008
Cano se enfrentaba a una presión militar impresionante: 6000 tropas de
élite contrainsurgentes a su caza, cerco militar en el sur del Tolima y
Cauca, *bombardeos *indiscriminados en toda esa región. Y finalmente lo
„cazaron‰, no en Tolima como esperaban, sino en Cauca. El* *procedimiento
fue típico: *inteligencia militar (con apoyo decisivo de la CIA),
bombardeos, desembarcos desde helicópteros y orden de asesinar, no de
capturar.*

Este procedimiento, en *flagrante violación del derecho internacional
humanitario, está en plena concordancia con el componente de la guerra
sucia del Estado colombiano* llamado „Plan Burbuja, según el cual hay que
golpear a los mandos guerrilleros para provocar un proceso doble: por una
parte, estimular las deserciones, por otra, producir un fenómeno de
„bandolerización por la pérdida de los mandos político-militares y
desestructuración de la cadena de mando (lo último implica que lo que
realmente preocupa a la oligarquía no es ni la violencia ni la seguridad de
los ciudadanos, sino conservar el poder a toda costa).

La muerte de Cano es un golpe militar indudable a la insurgencia, que por
primera vez sufre la baja de su líder máximo. No solamente es un golpe por
el enorme aprecio que le tenían los insurgentes, sino por el genio
político-militar que demostró en su período al mando. En el 2008 los
medios, con su normal ignorancia de los temas del conflicto, especulaban
sobre el supuesto conflicto en las FARC-EP entre el ala „militar
supuestamente liderada por el Mono Jojoy, y el ala „política,
supuestamente liderada por Cano, al que se le mostraba como un ideólogo
dogmático sin experiencia militar significativa. Sin embargo, la realidad
demostró lo espurio de los supuestos en los que se sustentaron estas tesis.
Cano demostró una visión militar superior a lo esperado por los opinólogos,
logrando una reorientación estratégica de las FARC-EP que las llevaron a
recuperar mucho del terreno perdido desde la implementación del Plan
Colombia, adoptando una postura de ofensiva estratégica en vastas zonas del
país que se aprecia en los contundentes golpes dados por la guerrilla en el
período 2009-2011. También en lo organizativo, Cano supo descentralizar la
organización para, por una parte, facilitar el trabajo político de masas y
por otra, para absorber mejor los golpes del Plan Burbuja sin que se
resintiera el conjunto de la organización.

*Las FARC-EP con estructuras más descentralizadas y flexibles, asimilarán
con toda probabilidad este nuevo golpe y recompondrán las estructuras de
mando* para llenar este vacío. Es muy probable que el mecanismo de sucesión
de mando previamente establecido (Cano estaba bien conciente de que su
asesinato era inminente) ya esté andando y que el sucesor sea Iván Márquez.

Pero lo que está claro es que la resistencia de las FARC-EP a este embate
no depende solamente de lo militar sino, fundamentalmente de lo político, y
en esto Cano también supo abanderar una orientación política que lo
demostraron como algo distinto a ese personaje obscuro y ortodoxo descrito
por los medios. Logró controlar los enfrentamientos entre estructuras
farianas con estructuras del ELN en diversos puntos del país. No solamente
eso: también logró un pacto estratégico con esa organización lo cual ha
fortalecido a ambos sectores insurgentes. También supo entender el contexto
actual de movilización popular, defendiendo un proceso de negociación
política al conflicto que permitiera articular las demandas de los diversos
sectores populares subordinados. De una u otra manera, buscó formas de que
las propuestas de la insurgencia volvieran a instalarse en la mesa como
parte del debate político, más allá de temas como el acuerdo humanitario o
el proceso de paz, actualizándolas con nuevas lecturas políticas y nuevos
análisis de la realidad nacional e internacional. En este sentido, Cano
demostró un liderazgo político-militar que permitió un salto estratégico de
la organización guerrillera.

¿Morirá todo este trabajo hecho en el último tiempo con Cano? Aún cuando
el asesinato de Cano repercutirá en las filas insurgentes, difícilmente
ocurrirá tal cosa. El último informe de la Corporación Nuevo Arco Iris
(La Nueva Realidad de las FARC), publicado en Agosto, da cuenta de ello,
cuando afirma que aún cuando la muerte de Cano sea inminente, ello
difícilmente significaría el fin de la insurgencia o aún un escenario de
desplome acelerado. Esta afirmación se sustenta en los hechos por varias
razones: primero que nada, porque Cano no tomaba decisiones solo sino como
parte de un cuerpo colectivo, el Secretariado Mayor. *Se equivoca el
establecimiento colombiano cuando cree que las FARC-EP son una organización
sustentada en liderazgos carismáticos*. El asesinato del Mono Jojoy (una
figura de un carisma mucho mayor que el de Cano entre los guerrilleros) en
el 2010 así lo demostró no hubo deserciones en masa y el Bloque Oriental
mantiene la presión militar. Lo mismo pudo decirse del fundador de las
FARC-EP, Manuel Marulanda, cuya muerte también se especuló produciría un
desmoronamiento de la organización cuando ocurrió en realidad todo lo
contrario, un restructuramiento de la organización y un fortalecimiento
organizativo. Pero tampoco será ese el escenario porque las orientaciones
políticas que han enfrentado el intento de, aislamiento político de la
insurgencia, así como las estructuras que han permitido el reacomodo
estratégico de las FARC-EP al nuevo escenario de guerra, dominado por el
poderío *aéreo* del Estado y el perfeccionamiento de la inteligencia
militar, ya están instaladas y andando. Y han demostrado ser efectivas [1].

Digamos que *con la muerte de Cano la insurgencia pierde un gran dirigente,
pero ni pierde la razón de ser ni su norte como organización. La
orientación de Cano, ha sido parte de una orientación colectiva que
demuestra el dinamismo de la insurgencia de cara a una ofensiva militar sin
precedentes por parte del Estado, así como el carácter orgánico de la
guerrilla colombiana. Si bien Cano es el máximo dirigente asesinado, varios
otros líderes han sido abatidos en el último tiempo gracias al Plan Burbuja
y el efecto esperado por parte del Estado (desplome, desmoralización,
bandolerización y deserciones masivas) no ha ocurrido. Y no ocurrirá porque
las fuerzas que alimentan al conflicto siguen ahí, y la insurgencia
conserva fuertes raíces en la Colombia rural pese a la campaña de
exterminio y desplazamiento masivo del Estado colombiano, que llaman
„consolidación territorial‰.* Y porque la insurgencia en Colombia es una
insurgencia de carácter orgánico, no basada en caudillos carismáticos*. Los
movimientos insurgentes de carácter orgánico como las FARC-EP han sabido
sobrevivir y aún fortalecerse después de la muerte de sus dirigentes, como
ocurrió con el PKK tras el arresto de Abdullah Ocalan, o con el FSLN tras
el asesinato de Carlos Fonseca, o con las guerrillas africanas PAIGC o
Frelimo, tras el asesinato de sus respectivos dirigentes Eduardo Mondlane y
Amilcar Cabral. Y su martirio en ocasiones logra fortalecer la moral y
redoblar la resolución de lucha de los rebeldes, con lo cual podría haber
un efecto boomerang.

Santos, sobre el cadáver del adversario abatido profiere vivas a Colombia,
sin dejar en duda su concepción de país donde el poder se reafirma con
ofrendas de sangre. Dice que el, crimen no paga (confundiendo rebelión con
crimen), mientras el país se asfixia en la corrupción promovida por
familias cuyas fortunas han sido amasadas mediante el asesinato, el
desplazamiento, el robo de tierras y la entrega de los recursos naturales
mediante pactos fraudulentos. Los medios reproducen partes triunfalistas en
que, ahora si, se nos vuelve a decir, que estamos en el fin del fin, no en
el fin inmediato, sino que en la recta final, etc. Mientras hasta hace unas
semanas se quejaban de una guerrilla envalentonada y un ejército
desmoralizado, hoy día afirman que la guerrilla está desmoralizada y que
este golpe desmiente la tesis „maliciosa de la desmoralización castrense.
En realidad, esta victoria, por las razones más arriba expuestas es
pírrica, y difícilmente alterará el curso del conflicto según se ha
delineado en el curso del presente año o mejorará sustantivamente la moral
de la tropa cuya baja se encuentra, como hemos afirmado en otra ocasión, en
la naturaleza misma de esta guerra sucia tan degrada. Antes bien, este
nuevo triunfalismo (mucho menos pronunciado que el triunfalismo tras la
muerte de Raúl Reyes) podría jugar en contra de esa moral cuando el fin del
fin no llegue.

Pero no sería correcto afirmar que nada cambiará en el nuevo escenario
post-Cano; es indudable que este golpe tendrá efectos. El periodista
Alfredo Molano advirtió que esta victoria militar puede convertirse en una
derrota política. Tal cosa no parece ser descabellada porque quedan claras
las intenciones de „paz y diálogo‰ de Santos, quien ha posado como el
presidente de los „derechos humanos‰, abierto a la negociación. Será
mucho más difícil sostener tal cosa para socialdemócratas como Medófilo
Medina, Pacho Galán, León Valencia u otros que se han mareado con la
„voluntad de paz‰ del gobierno, después de esta acción, pues ¿cómo hablar
de paz mientras se asesina al interlocutor? Pongamos el caso irlandés como
ejemplo: el Estado británico estuvo dispuesto a dialogar con la insurgencia
(el IRA) y por ello, aunque tenían localizados plenamente a los líderes
políticos del movimiento, no los asesinaron para permitir ese espacio de
negociación. Tal cosa no ocurre en Colombia, precisamente porque la
voluntad de paz o de diálogo no existe. Lo que se busca es el exterminio de
los posibles negociadores para lograr la desmovilización. Es decir, *la paz
de los cementerios, o pacificación sin ninguna transformación política en
el país*. El resultado de esta política lo conocemos bien en Guatemala o El
Salvador. Y eso no es lo que la mayoría del pueblo quiere para Colombia.

El gobierno cierra las puertas al diálogo ¿cómo reaccionará la insurgencia?
Es difícil predecirlo, pero sea lo que sea, es posible ver un período de
agudización e intensificación del conflicto por delante pues no parece ser
una opción cruzarse de brazos o seguir reiterando llamados al diálogo y la
paz que caen en oídos sordos. Si el gobierno demuestra su voluntad de
profundizar la vía militar, entonces es ella la que se profundizará, y
sabemos lo que esa vía tiene para ofrecer a Colombia en el marco de la
guerra sucia.

El gobierno no entiende el carácter orgánico de la insurgencia, pero si
entiende el *carácter social* más que militar del conflicto. Por eso es que
*en estos momentos en que repunta la lucha popular, con los estudiantes,
obreros petroleros, trabajadores del transporte, campesinos movilizados, el
gobierno se apresta para profundizar la guerra sucia, buscando ampliar el
fuero militar, estigmatizando y criminalizando la protesta social,
reforzando el aparato paramilitar*. Saben ellos que el escenario donde se
define el combate no es en el campo de batalla sino que en los campos y
calles de Colombia, donde las masas vuelven a desafiar al sistema y a
articular su proyecto emancipador. Aunque con los resultados de las últimas
elecciones locales, producidas con más de un 50% de abstención, se
fortalece de manera superestructural la „Unidad Nacional y el santismo
barre con toda oposición institucional, esa institucionalidad está cada vez
más aislada, es cada vez más vulnerable ante un pueblo al que no se le ha
dejado más opción que luchar. Santos aprueba TLCs que hambrearán a las
muchedumbres* y las someterán en una situación aún más desesperada que la
actual. *Sus „locomotoras del desarrollo arrollan y destruyen las
comunidades que quedan a su paso. El gobierno de Santos responde a las
protestas de este pueblo de manera militar*, con una represión inusitada,
pues no saben responder de otra manera. Y con ello cierra todas las puertas
a una solución al conflicto social que no sea la vía revolucionaria (que no
guerrerista-militarista).

Que no se engañe Santos: su mundo anacrónico de dogmatismo neoliberal,
entreguismo pro-imperialista, de exacerbado conservadurismo, es un mundo en
retroceso. Los tiempos actuales son tiempos de lucha, de revoluciones,
donde las masas vuelven a adquirir protagonismo. *Santos radicaliza el
conflicto social y armado, que no es solamente bombardeos contra la
insurgencia, sino una estrategia militar contra el conjunto del pueblo* ˆese
es el significado del asesinato de Cano. Pero en la medida en que se
radicaliza el conflicto, las masas colombianas pueden dar a la oligarquía
una buena sorpresa, precisamente en el momento en que se creen invencibles
y precisamente por donde no lo esperan.

José Antonio Gutiérrez D.

5 de Noviembre, 2011
[1] Un balance del conflicto y la apuesta por la guerra sucia de Santos, la
he hecho en un artículo previo „Santos: Luz Verde para la Guerra Sucia en
Colombia http://anarkismo.net/article/20768

No comments:

Post a Comment