Miércoles, 13 Febrero 2013 00:09. |
Por Prisioneros de Guerra de las FARC-EP. | |
[...] Queremos enviar un combativo y bolivariano saludo a la
Delegación de Paz de las
FARC-EP en La Habana. Decirles que a pesar de las
oprobiosas condiciones
en que nos encontramos continuamos con nuestra moral
en alto para seguir
luchando por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el
Socialismo. Invitarlos a
que sigan denunciando las inhumanas condiciones de
las prisiones
colombianas, y haciendo hasta lo imposible para que nuestro
camarada Simón Trinidad
pueda estar de cuerpo presente en la mesa de
diálogos por la Paz con
Justicia Social, en representación de toda las
FARC-EP, pero
fundamentalmente de quienes nos encontramos privados de la
libertad en
condición de Prisioneros de Guerra por este régimen asesino.
COMUNICADO
PÚBLICO DE LOS PRISIONEROS DE GUERRA DE LAS FARC-EP.
Desde la cárcel más hacinada
de Colombia, los Prisioneros de Guerra de las
FARC-EP queremos hacer
llegar un saludo muy especial a todo el pueblo
colombiano, ese pueblo
aguerrido y luchador que ha sido sistemáticamente
reprimido y asesinado
por medio del terrorismo de Estado aplicado por la
oligarquía colombiana en
su contra de forma vehemente y sanguinaria.
Igualmente enviamos un
abrazo caluroso y bolivariano a todos los
Prisioneros Políticos y
de Guerra en las mazmorras colombianas y en las
cárceles del imperio;
son ellos, la muestra fehaciente e innegable de la
convicción que
embarga al pueblo de Colombia para alcanzar su definitiva
independencia.
Nuevamente se ha puesto sobre la palestra pública las
denigrantes e indignas
condiciones en las que tenemos que vivir los más de
100.000 compatriotas,
entre Presos Sociales y Políticos, que nos
encontramos privados de
la libertad en estos depósitos de seres humanos que
son las cárceles en
Colombia. Algunos de estos centros penitenciarios
alcanzan hoy la
alarmante cifra de 400% de hacinamiento, en los que
diariamente los prisioneros
nos vemos obligados inclusive a limpiar los
baños en las noches para
utilizarlos como dormitorios y lugares para
cocinar.
Es apenas normal que pululen en medio de tan
inhumanas
condiciones las
enfermedades infecciosas y contagiosas en estos depósitos
de seres humanos. En
muchos de ellos además, es suspendido el servicio de
agua cuando los internos
por algún motivo se organizan para exigir una
mejoría de las
condiciones de reclusión, lo cual agrava el ya pésimo
entorno sanitario de los
mismos y representa una violación flagrante a los
Derechos Humanos de los
internos que tanto las administraciones de las
cárceles y el Gnral
Gustavo Adolfo Ricaurte se mofan de respetar. Es tal el
cinismo que han adoptado
como lema del INPEC: “su dignidad humana y la mía,
son inviolables”. Ahí
está pintada la oligarquía colombiana. En la cárcel
de Bellavista, solo por
mencionar un caso, empezaron hace poco a hacer un
estudio para saber
cuántos internos sufrían de enfermedades
infecto-contagiosas y de
transmisión sexual como el VIH. La cifra fue tan
alarmante, que en vez de
afrontar el problema con responsabilidad y
compromiso, decidieron
suspender el estudio. Miles de internos son
alejados
premeditadamente de sus entornos familiares, lo cual es clara
violación de la Ley 65
de 1993 y de la constitución misma; esto, con el
único objetivo de
impedir cualquier tipo de relación social con el
exterior, lo cual golpea
psicológicamente al interno al punto de que ya son
múltiples los casos de
suicidios consumados e intentos de suicidios en las
penitenciarías más
alejadas de la geografía nacional. Los servicios de
telecomunicaciones y de
expendio de alimentos son manejados bajo la égida
terrible de una visión
mercantilista, en medio de una población carcelaria
que carece de los
mínimos recursos económicos para su subsistencia. Los
servicios de salud son
completamente inexistentes, y por lo mismo, día a
día cientos de
prisioneros agonizan en medio de la más terrible desatención
médica. Son incontables
los gritos de dolor que emanan de las celdas de las
prisiones colombianas,
gritos que se ahogan en los ecos de la soledad. Por
otra parte, como ya lo
denunciamos el año pasado, más de 9.500 Prisioneros
Políticos y de Guerra
inundan las mazmorras colombianas y la cifra va en
ascenso vertiginoso. Más
del 90% de los mismos constituyen actores civiles,
víctimas de la
persecución y de la intolerancia de un régimen que no
permite que se piense
diferente a lo que ellos han establecido. Más del 80%
de los mismos salen
después de años de privación de la libertad sin poder
comprobárseles ninguna
clase de delito. Estos 9.500 Prisioneros
Políticos y de Guerra
además de tener que afrontar las duras condiciones de
las cárceles de
Colombia, tienen que hacer frente día a día al
ensañamiento,
persecución política y represión por parte de los organismos
del Estado. No son pocos
los casos de intento de asesinato por parte del
INPEC y sus esbirros en
contra de prisioneros que han visto, en la prisión,
otra trinchera de lucha
para la construcción de un país completamente
diferente.
Todas estas condiciones de privación de la libertad
comentadas anteriormente
constituyen una realidad verdaderamente Dantesca;
un infierno en vida para
quienes nos toca sobrevivir día a día en estas
denigrantes, ignominiosas,
infames y viles realidades. Esto, sin abordar
las condiciones a las
que se enfrentan los Prisioneros Políticos del
imperio Simón Trinidad,
Sonia e Iván Vargas, sobre las cuales solo diremos
que son aún más duras y
difíciles, tal como ellos mismos lo han relatado en
diversas ocasiones.
A pesar de estas oprobiosas circunstancias, el
gobierno se rasga las
vestiduras cuando son capturados en combate y hechos
prisioneros por la
insurgencia, policías y soldados en medio de la
confrontación armada. “Secuestrados”,
dicen inmediatamente en medio de los
más alarmantes berridos
propios de quienes no les ha tocado sufrir en carne
y hueso la guerra que
asola la patria hace ya décadas. Las cosas hay que
llamarlas por su nombre
si se quiere lograr una paz verdadera, estable y
duradera. Los capturados
en combate son prisioneros de guerra tal como
nosotros. Secuestrados
son los miles de compatriotas que hoy se encuentran
en las cárceles,
apresados en capturas masivas, víctimas de montajes
judiciales, y a quienes
se les niega completamente su derecho a una defensa
jurídica efectiva.
Sin embargo, en honor a la verdad hay que decir que
muy diferentes son las
condiciones de los Prisioneros de Guerra de uno y
otro lado. ¡Qué
diferencia tan abismal hay entre los policías y soldados
capturados por la
insurgencia, y los guerrilleros que nos encontramos en
las cárceles del
régimen! ¡Cuánto no daríamos nosotros por estar, a pesar
de nuestra privación de
la libertad, disfrutando del aire puro, del entorno
de la naturaleza, sin
hacinamiento, con una alimentación balanceada y una
atención médica real y
digna! La situación en la que se encuentran los
prisioneros de uno u
otro bando en la confrontación, muestra sin lugar a
dudas las condiciones
humanas de cada una de las partes. Queremos por
otra parte, realizar dos
denuncias concretas de hechos acaecidos que
demuestran nuevas formas
de ejercer la represión por parte del Estado en
contra de los
Prisioneros de Guerra y que evidencia la vileza de sus
métodos.
Al Prisionero de Guerra de las FARC-EP, Rolando Albeiro
Acevedo Muñoz integrante
del Frente Urbano y Rural Jacobo Arenas, le fue
notificada su libertad
por cumplimiento de la pena de Rebelión después de 9
años de privación de la
misma. En el momento mismo en el que puso un pie
fuera de la cárcel La
Tramacúa en Valledupar, fue recapturado por la
Policía Nacional y
mostrado ante los medios de comunicación como un
peligroso terrorista
capturado gracias a las labores de seguimiento e
inteligencia en zona
rural en los límites entre Valledupar y Norte de
Santander. De esta
forma, tal como ellos mismos dicen, los organismos
policiales se anotaban
un nuevo golpe a las estructuras urbanas de las
FARC-EP, con la
particularidad de que se constituía en realidad en la
captura de un
guerrillero que ya se encontraba privado de la libertad desde
hace años. Nuestro
camarada se ha convertido así, en víctima de una nueva
forma de montaje
judicial, nunca antes utilizada por parte de los
organismos del Estado, y
se encuentra hoy recluido en la mencionada
penitenciaría después de
haber purgado su condena. (Ver noticia:
).
El segundo caso es aún más preocupante. Se
trata de nuestro
camarada Gustavo Hernán
Giraldo Amaya guerrillero del 5° Frente del Bloque
Iván Ríos de las
FARC-EP. Gustavo Hernán se encontraba desde el año 2006
privado de su libertad
por el delito de Rebelión en el patio 8° de la
Cárcel Nacional
Bellavista en Medellín. En el año 2011 Gustavo Hernán se
enfermó de Tuberculosis
por causa de las pésimas condiciones sanitarias de
este centro de
reclusión. Su enfermedad se agravó hasta tal punto por la
desatención médica que
el camarada perdió más del 50% de su masa corporal
en menos de seis meses,
y se encontraba casi en estado terminal, sin poder
valerse por sus propios
medios. Luego de una campaña de denuncia de
organizaciones de
Derechos Humanos a nivel nacional e internacional de la
grave situación médica
vivida por este valeroso prisionero, y de una
incansable lucha
jurídica por parte de su familia, se logró que un Juzgado
de Penas y Medidas le
otorgará la medida de prisión domiciliaria con el
objetivo de que pudiera
ser atendido por el INPEC en su casa médicamente.
(Ver noticia: http://www.conapcolombia.org/?p=1437)
Sin embargo, en el
tiempo que estuvo en prisión domiciliaria el INPEC no
le llevó tampoco una
sola pastilla, ni atendió su grave estado de salud aún
cuando seguía siendo
responsable de su atención médica. Cabe resaltar que
el prisionero tenía
prohibido moverse de la casa de su madre donde cumplía
la pena sustitutiva de
prisión domiciliaria por lo cual no podía ser
llevado a ningún centro
médico. Luego de dos meses de prisión domiciliaria,
nuestro camarada fue
vilmente asesinado frente a su esposa, hijas y madre
en total estado de
indefensión por tres hombres armados que llegaron a la
casa donde cumplía la
prisión domiciliaria. Ya muchos problemas le había
ocasionado al Estado,
más aún cuando se destacó como un aguerrido
combatiente y un
Prisionero que nunca decayó en su moral revolucionaria
mientras estuvo privado
de su libertad. Se constituye este caso en
una nueva forma de
ejecución extrajudicial por parte de los organismos de
seguridad estatales,
totalmente reprochable y execrable. Ya ni siquiera se
quedan en esa forma de
tortura llamada desatención médica, utilizada
sistemáticamente contra
nuestros prisioneros, sino que ahora van a sus
casas a asesinarlos
cuando les es otorgada la prisión domiciliaria para que
puedan mejorar sus
condiciones de salud. Denunciamos de forma vehemente los
dos casos anteriores y
hacemos un llamado para que la sociedad colombiana
en su conjunto, no
guarde más silencio frente a la situación vivida por
nuestros Prisioneros
Políticos y de Guerra. Por último queremos enviar
un combativo y
bolivariano saludo a la Delegación de Paz de las FARC-EP en
La Habana. Decirles que
a pesar de las oprobiosas condiciones en que nos
encontramos continuamos
con nuestra moral en alto para seguir luchando por
la Nueva Colombia, la
Patria Grande y el Socialismo. Invitarlos a que sigan
denunciando las
inhumanas condiciones de las prisiones colombianas, y
haciendo hasta lo
imposible para que nuestro camarada Simón Trinidad pueda
estar de cuerpo presente
en la mesa de diálogos por la Paz con Justicia
Social, en
representación de toda las FARC-EP, pero fundamentalmente de
quienes nos encontramos
privados de la libertad en condición de
Prisioneros de Guerra
por este régimen asesino. “SÓLO HABRÁ PAZ, CUANDO
SE INSTAURE LA JUSTICIA
SOCIAL” “PODRÁN ATAR NUESTRAS MANOS, PERO JAMÁS
NUESTROS SUEÑOS DE
JUSTICIA Y LIBERTAD” “VENCEREMOS” Prisioneros de
Guerra de las FARC-EP
Cárcel de Bellavista, Medellín 12 de Febrero de
2013
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