Friday, May 20, 2011

- ¿QUE NO HAY CONFLICTO? COLOMBIA

- ¿QUE NO HAY CONFLICTO?
*Resistencia reproduce el reportaje realizado por el periodista
estadounidense Karl Penhaul, realizado en los llanos orientales y publicado
inicialmente en el diario El Espectador, el cual aborda el estado actual de
las FARC-EP, y recrea avatares propios del conflicto interno social y armado
que vive Colombia.*



Farc desde adentro, modelo
2011
Por:
Karl Penhaul * / Especial para El Espectador Selva del departamento del Meta
Dos periodistas convivieron una semana en los llanos Orientales con una de
las columnas guerrilleras que dirigía alias 'Jorge Briceño' y muestran la
supervivencia nómada a que las obligó las Fuerzas Armadas, aunque también
cómo siguen entrenando, recibiendo armas, combatiendo y hasta haciendo
brigadas cívicas en memoria de su comandante.

Fuego salpica del cañón de una ametralladora rusa. Fusiles de asalto se unen
al combate. Guerrilleros de las FARC y soldados colombianos intercambian
disparos de un lado a otro de una hondonada. En una planicie cercana, solo
100 metros de rastrojo separan a otras dos escuadras guerrilleras de sus
adversarios. Granadas hacen eco al explotar.

"Es duro en todo este barro", dice un guerrillero apodado Adrián mientras
abraza su ametralladora M-60. Eso es para frenar el avance de ellos (el
ejército). Dentro de dos o tres días toman nuevamente posiciones y vuelven y
combaten. El campo de batalla ese día fue un cerro insignificante en El
Porvenir, una vereda cercana al pueblo La Julia. El hostigamiento duró casi
una hora. Fue otra escaramuza en una serie de batallas anónimas que rara vez
llegan a los titulares de la prensa.

en el terreno, ninguno de los 54 jóvenes combatientes de la Compañía
Marquetalia parte del Bloque Oriental hablan de rendición.

Llega a fallecer el Mono (Jojoy) y todo el mundo murió. Llega a fallecer el
camarada Manuel (Marulanda) y todo el mundo murió. Eso es lo que piensan
pero resulta que no, dice Jagwin, comandante de la recién reformada
“Compañía Marquetalia Uno lo siente añade- porque el Mono era
prácticamente nuestro padre. Es como pasa en la casa cuando muere el papá,
pero tiene que haber un hermano que trabaja en el desarrollo de la finca.

Al igual que Jagwin, Willinton 40, el segundo al mando de la compañía,
estuvo cerca al campamento de Briceño la noche que fue bombardeado. De igual
manera niega que el ataque fuera el anuncio del deceso de las Farc:
Para las fuerzas armadas y para el resto del mundo, las Farc están en el
fin del fin después de la muerte del camarada Jorge (Mono Jojoy). Pero para
nosotros no es así. Somos una organización con jerarquía y cuando uno ya no
está otro lo reemplaza.

La conversación se detiene abruptamente. El sonido de las aspas de un
helicóptero artillado Blackhawk retumba por encima. Mientras persigue a esta
columna móvil de la guerrilla descarga sus ametralladoras calibre .50. La
“Compañía Marquetalia” está ya en su retirada táctica, combatientes de otras
dos unidades también se retiran del filo.

En el momento en que salen de la selva el helicóptero Blackhawk, bautizado
Arpía por los rebeldes, retorna a la vista. Se quedan allí quieticos. Viene
para acá, va a cohetear, advierte Faiber, uno de los subcomandantes de la
compañía. Un misil impacta un blanco invisible y una lluvia de balas
cascabelea hacia la tierra. Me siento normal. Uno le pierde el miedo, dice
Faiber, ordenando a sus compañeros seguir la marcha.

Esa noche el campamento se erigió en una platanera. Aviones de las fuerzas
militares patrullaban constantemente. Comandantes rebeldes ordenaron un
apagón total y confiscaron las linternas que pertenecían a los combatientes.
Todas las conversaciones eran susurros.

Mientras escuchaban el zumbido sobre sus cabezas murmuraban la
exploradora, refiriéndose a un avión de reconocimiento, o a la Marrana,
un avión artillado y equipado con sofisticados sensores nocturnos. Sus vidas
dependen de observar estos aviones a tiempo y evitar ser detectados.

Bajo el techo de zinc de una choza campesina abandonada, Jagwin explica como
sobrevivió a un bombardeo.
El último recurso que nos quedaba recuerda-era la trinchera. Cuando viene
el bombardeo uno se entierra allí. Y al momento que llega el ametrallamiento
o el desembarco (de tropa) uno va saliendo.

Willington 40 también ha sentido la furia de las misiones aéreas. Ofreció
pocos detalles pero confesó que él y otros sobrevivientes tuvieron que
abandonar los muertos y heridos – un tabú para cualquier fuerza militar-.
Es difícil tener que abandonar un terreno de combate o de bombardeo dejando
compañeros heridos o muertos. Son compañeros y uno ha compartido la vida
guerrillera con ellos. Ellos son los que han puesto el pecho a la brisa.

Por esa razón, esa noche como todas las noches, los comandantes instruyen a
los guerrilleros sobre las rutas de evacuación en caso de bombardeo. Les
ordenaron usar caños poco profundos y pequeñas trincheras cavadas al lado de
sus caletas para protegerse de una eventual lluvia de esquirlas. Y
finalmente, antes de acostarse, esbozaron planes de combate en caso de tener
que enfrentar un asalto nocturno.

Los dos días siguientes fueron una serie de extenuantes marchas. Mientras la
compañía avanzaba, integrantes de por lo menos otras dos columnas y otros
tres frentes de las Farc aparecían para guiarlos o simplemente saludar. La
red de comunicaciones de la guerrilla estaba funcionando eficazmente a pesar
de las versiones gubernamentales sobre que las Farc habían perdido comando
y control es decir la habilidad de diferentes unidades de comunicarse y
coordinar entre ellos-.

La época de lluvias había llegado al Meta y la Compañía Marquetalia
avanzaba menos de dos kilómetros por hora.

En el camino, nadie tenía mucho ánimo para conversar.

Estaban fatigados bajo sus morrales de 30 kilos, con rifles de asalto y
morteros. Sus botas de caucho estaban llenas, mitad con agua tibia de río y
mitad con sudor. Enormes raíces formaban escalones naturales para bajar los
filos embarrados. Mariposas de un azul eléctrico volaban entre la maleza.
Los monos aulladores se columpiaban en las copas de los árboles, aventando
ramas al piso de vez en cuando.
Con pocas excepciones las edades de los guerrilleros en esta compañía
oscilaban entre los 20 y 30 años.
Eran jóvenes, en buen estado físico y de familias pobres – un perfil
comparable a los soldados rasos de cualquier unidad de infantería que sea
del ejército colombiano o tropas estadounidenses en Irak o Afganistán-.

*Hospital ambulante*

El destino para la Compañía Marquetalia después de dos días de marcha era
una choza de madera oculta en la selva. En la pared se veía un afiche
escrito a mano con las palabras Brigada cívico-militar Jorge Briceño
Suárez.

Guerrilleros de una unidad hermana, la Compañía Ismael Ayala, habían
instalado una clínica para ofrecer tratamiento odontológico y cirugías
menores a los campesinos y sus familias. Ponchos camuflados hacían las veces
de paredes alrededor de la sala de odontología. Otro poncho marcaba la
entrada a otra sala donde médicos de las Farc estaban listos para operar
utilizando anestesia local.

Una madre había traído sus tres niños. Su anterior intento de buscar
tratamiento con un dentista civil en La Julia a más o menos tres horas de
camino resultó ser un viaje perdido. Fui con ellos, pero la enfermera que
saca las muelas no estaba ese día así que los tuve que traer de vuelta a la
casa.

Ella, como otros esperando en la clínica de las Farc, dice que la atención
en el pueblo es gratis pero de pobre calidad bajo el Sisben. Pero si algún
paciente no está registrado en el programa un dentista le cobraría 25.000
pesos por sacar un diente. Aunque el costo mayor es pagar la movilización
hacia el pueblo.
Mientras que las clínicas de la guerrilla como esta pueden considerarse una
solución momentánea para campesinos, no representan una solución íntegra a
largo plazo para las condiciones precarias de salud de estas comunidades
aisladas.

Claramente es una campana de la guerrilla para ganar los corazones y
mentes de los civiles. Yesid, uno de los médicos rebeldes, cuenta: Lo que
diariamente estamos buscando es ganar las masas. Porque el que gana las
masas gana la guerra. También lo hacemos porque somos del pueblo y
trabajamos para el pueblo
Es una táctica común de cualquier fuerza militar especialmente aquellas
comprometidas en una guerra irregular. El ejército colombiano tiene sus
propias brigadas cívico-militares al igual que el ejército norteamericano en
Irak y Afganistán.

La clínica había estado funcionando tan solo una hora ese día y una docena
de civiles se habían congregado. De repente llegó la noticia de que el
ejército se estaba acercando. Las consultas deberían ser suspendidas
inmediatamente.

El anunciado choque entre las dos fuerzas nunca se dio. Los guías de la
guerrilla no tenían una idea clara de cuantos soldados había o cuál era su
trayecto exacto.

Así que la Compañía Marquetaliaoptó por mover su campamento y maniobrar
para evitar a sus oponentes. Jagwin explica: En la guerra de guerrillas se
elige el terreno de combate, decimos aquí podemos pelear o allí no, o allí
los podemos esperar.

Esa decisión fue un ejemplo de cómo unidades de combate de las Farc han
asimilado las lecciones de sus últimas derrotas. Están reimplementando la
guerra de guerrillas donde la movilidad se convierte en su ventaja
principal. Es también otra señal de que esta guerra de baja intensidad
podría prolongarse indefinidamente, por lo menos aquí en el campo.

Un día después, la clínica de la guerrilla estaba de vuelta y funcionando en
otro lugar a varios kilómetros. Desde temprano 17 adultos y algunos niños se
habían inscrito para recibir tratamiento. No hay electricidad en esta
región. Sólo algunos con suerte tienen plantas o paneles solares. Por esta
razón, observar una extracción de diente o un corte de bisturí sobre la piel
sobre todo cuando se trata de un vecino crea un espectáculo mejor que un
showde televisión.

Una niña observaba un hombre que ella conocía como don Luis mientras le
operaban una hernia. Rayos de luz penetraban a través de las ranuras de las
paredes de madera. Yesid, el médico, y sus tres asistentes trabajaban bajo
la luz de linternas montadas sobre sus cabezas. La mesa de operaciones era
una tabla de madera montada parcialmente sobre un tronco de árbol.

Una vez que la cirugía comenzó, los médicos dijeron que no tenían otra
opción que continuar incluso si el ejército montaba un ataque sorpresa. Si
empiezan a caer bombas o a sonar plomo -anota Yesid- estamos en lo que
estamos y no podemos dejar el paciente abierto.

A pesar de intentos de parte de políticos de rechazar la guerra de
guerrillas como una táctica desusada en el siglo XXI, el modelo claramente
sigue vigente alrededor del planeta.

Pero una mirada a la Compañía Marquetalia demuestra que la guerra de
guerrillas ha sobrevivido en Colombia también. Y una nueva generación de
combatientes en sus veinte años ya tienen cerca de una década de experiencia
en el campo de batalla.
¿Las Farc están acabadas? De ninguna manera. Todos los presidentes desde
1964 están diciendo que acabamos con las Farc, dijo Jagwin. No hay que
dudar de que vamos por el poder, agrego Willinton 40.Pero si el gobierno
diera todo lo necesario al pueblo seguramente no habría guerrilla. No
tendríamos un fin para luchar.

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SamuelBarinasVarela-Corfisocial

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