Flores de un día
Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)
La equivocada “entrega” de Joaquín Pérez Becerra, por parte del gobierno de Venezuela al gobierno de Colombia (equivocada desde todo punto de vista: jurídico internacional y nacional, político y diplomático, ideológico y hasta ético) ha puesto en evidencia, no un iceberg como se ha analizado estáticamente, sino un gran nudo complejo de contradicciones inherentes, tanto al proceso democrático venezolano como al proceso conflictivo armado de Colombia.
En Primer lugar se ha confirmado una vez más, que ambos procesos sociales a pesar de sus grandes diferencias, deben ser considerados unitariamente y como un todo regional con implicaciones continentales. Es decir que lo que sucede en Venezuela repercute profundamente en Colombia y viceversa. La conciencia y solidaridad masivas mostradas por el pueblo venezolano (como también la gran a solidaridad internacional) exhibidas con Joaquín, ha sido contundente y no se puede seguir subestimando.
Segundo, que los pactos diplomáticos entre Naciones con cláusulas secretas, argumentando “razones de Estado” (yo te envío a Makled, tu me envías a Joaquín, o yo me vuelvo bueno para que me saquen de la lista de los malos y no me pase lo de Gadafi) son viciosos y, sobre todo no permiten la construcción de relaciones serias, sinceras y constructivas de largo plazo, pues como decía Carlos Gardel de los amores de los estudiantes, son flores de un día: “Hoy un juramento y mañana una traición”.
Volatilidad sabida ampliamente por la diplomacia Estadounidense, que utiliza todas estas movidas en falso, para sacar ventajas evidentes con el fin de dividir y sabotear el proceso democrático venezolano en favor del posicionamiento internacional de su alfil regional Santos, tal y como lo reconoce victoriosamente el columnista Alexander Cambero en el diario colombo español El Tiempo (05. 05. 2011) “Santos la jugada maestra” que amerita ser leído en su totalidad en: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/santos-la-jugada-maestra_9288040-4
Tercero: Colombia se hunde en un mar de agua verdadero que ha causado grandes destrozos y calamidades, dejando también al descubierto las inmensas fallas infraestructurales en puentes, carreteras, alcantarillados, represas, canales, muros, ect. Infraestructura sobre la cual el gobierno Santos pensaba encarrilar las locomotoras para continuar profundizando el modelo Fascista neoliberal que la Oligarquía trasnacional dominante, viene implementando a sangre fuego sobre el pueblo trabajador colombiano desde hace décadas, con el soporte de los EEUU.
Pero no es solo un mar de agua sino otros mares más catastróficos: 1) El mar maloliente de…la “corrupción generalizada” impuesto por la Economía Narco Paramilitar Dominante, que ha sumergido prácticamente a toda la sociedad Colombiana sin excepción: Fuerzas Militares, Partidos políticos (tanto los de la clase dominante como los que se denominan de “Izquierda electoral y legal”) Administración del Estado en todos sus niveles. Iglesia y educación. Gremios ect y en fin, todo régimen gobernante. ¿Quien no ha tenido “tratos” con los Nule?
2) El mar de sangre de la violencia política y la guerra contrainsurgente y paramilitar, que de una manera densa y oscura se ha diseminado por todo el territorio de Colombia con su estela de sangre y destrucción social, sin que hasta el momento se haya podido controlar y más bien esté sirviendo de agravante o inductor a la grave crisis por la que atraviesan las Fuerzas Militares de la oligarquía; hoy enfrentadas al dilema presupuestario y económico de: “O infraestructura y plan de desarrollo neoliberal, o guerra contrainsurgente inútil”. Razón tenía el general que públicamente dijo que un buen general también sabe cuando una batalla no se puede ganar y se retira. ¿Pero cómo y cuando retirarse, si la Salida Política al conflicto armado no está considerada en los planes gobernantes?
3) Y finalmente un mar viscoso de babas jurídicas y propaganda mediática, que empieza a oscurecer y enervar la conciencia de los colombianos con una supuesta ley de victimas, que ha llegado finalmente en su bizantinismo y “Santanderismo” a deber reconocer que desde hace 60 años Colombia vive uno de los más prolongados, sangrientos y destructores conflictos armados del continente americano, al parecer sin Solución Militar pero tampoco sin Solución Política, es decir hasta el momento insoluble.
Por lo pronto (o en lo táctico) la entrega de la policía chavista a la policía del general Naranjo de Joaquín Pérez Becerra, ha reforzado el pacto de los “nuevos mejores amigos” que parece que “nadie ni nada podrá descarrilar”. Pero también ha dejado en claro ante la opinión democrática y progresista del Mundo su precariedad y sobre todo, la consideración a mediano plazo de que bien puede tratarse de otra “flor de un día”.
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