Informe Especial
Acción psicológica contrainsurgente:
La guerra virtual de los generales
28 de septiembre de 1999
http://members.fortunecity.com/anncol3/sept/990928_contrainsurgente.html:
El Ejército creó los departamentos cincos, bajo una sola dirección, que funcionan en las Divisiones y Brigadas para la guerra psicológica contrainsurgente. Periodistas de planta elaboran los informes de orden público que son reproducidos en la “gran prensa”. Es otra forma de manipulación de la opinión pública y de atizar la confrontación armada
Unidad Investigativa de VOZ
El Reglamento de Combate de Contraguerrillas (Reglamento Ejc. 3-10 Restringido), dedica uno de sus capítulos a “Las operaciones sicológicas, de acción cívico militar y de organización de la población civil en contraguerrillas”. En la sección B de dicho Capítulo (“Las operaciones sicológicas en contraguerrillas”), la descripción general traduce la definición así: “Las operaciones sicológicas de contraguerrillas son aquella serie de actividades relativas a propaganda, contrapropaganda y otras acciones que emplean las unidades para influir las emociones, opiniones, actitudes y comportamientos de los grupos guerrilleros, de la población civil de la zona de combate y de las propias tropas, de tal manera que se favorezca el cumplimiento de la misión táctica”.
En este sentido, la acción psicológica contraguerrillera tiene varias direcciones, entre ellas: la desmoralización de los insurgentes, eliminar cualquier tipo de simpatía de la población civil hacia los guerrilleros, desprestigiar a los alzados en armas y negar lo altruista de sus objetivos políticos y sociales, manipular a la opinión pública y tergiversar no sólo los objetivos políticos sino también la realidad de sus acciones, como también los resultados de los operativos contrainsurgentes.
El vehículo para la acción psicológica es la propaganda en todas sus manifestaciones: blanca, gris y negra, que transita por las más diversas técnicas: desde la simple hoja volante dirigida a los guerrilleros ofreciéndoles dinero a cambio de la entrega o del comunicado apócrifo con amenazas a la población civil atribuyéndose un crimen atroz, hasta las más actuales, propias de la postmodernidad, como el internet y los recursivos y costosos mensajes de radio o de televisión que exaltan “el sacrificio del soldado y la maldad del guerrillero”. Hasta telenovelas en este objetivo se han proyectado por los canales nacionales de televisión.
Bajo estos parámetros ha funcionado la lucha psicológica contrainsurgente, que es un soporte de la actividad militar en el terreno de la confrontación armada en Colombia de casi medio siglo. Y en el fondo, otra forma de la guerra sucia.
La nueva estrategia
Sin embargo, en la medida que los recursos técnicos evolucionan en el terreno de las comunicaciones, la guerra psicológica asume las más diversas manifestaciones hasta convertirse en una verdadera “guerra virtual”, que va en contravía del diálogo y de cualquier proceso de paz del Estado y la guerrilla.
En el último tiempo, cuando importantes sectores de la clase dominante plantean la necesidad de privilegiar el diálogo y la salida política del conflicto ante la evidente imposibilidad de que el Ejército derrote a la guerrilla, el alto mando militar, asesorado de expertos nacionales y extranjeros previamente contratados, adoptó la línea de actuar mediante estrategias de propaganda y publicidad para “convencer al poder civil y a la opinión pública” de que “su Ejército” “si está en condiciones de derrotar en el plano militar a las guerrillas subversivas” y para descalificar sus propósitos políticos.
En este contexto los especialistas le diseñaron al Ejército una muy bien orquestada “guerra virtual” tendiente a manipular la conciencia de los colombianos.
Con anterioridad, desde el Ejército se venía trabajando en esa dirección, no sólo a través de la acción cívico-militar en las zonas de combate, sino dándole grados de oficial a personajes de la industria y del comercio, a profesionales y representantes de otros sectores de la sociedad. En el caso de los periodistas, varias Brigadas del Ejército realizaron cursos para “corresponsales de guerra”. En VOZ, hace tres años, revelamos una grotesca fotografía tomada en las instalaciones de la VI Brigada del Ejército en Ibagué, en la que aparecen destacados periodistas locales de prensa y radio, vistiendo uniforme camuflado, después de terminar un curso coordinado por el sacerdote y periodista Javier Arango, capellán militar, fallecido el año pasado en accidente aéreo, precisamente cuando se dirigía a cubrir información de orden público en el sur del departamento del Tolima.
Pero para darle permanencia a la guerra psicológica en la era virtual, el año pasado fue creado el Departamento E-5 en el Ejército (ver organigrama en cuadro 1), el que dirige y orienta los Departamentos Cinco que funcionan en cada División y Brigada dedicados exclusivamente a las comunicaciones. La especialidad del E-5 es la información pública y el manejo de la información. Su divisa declarada es:
“Estamos ganando los combates, pero perdiendo la guerra a través de los medios de comunicación” y a esta conclusión llegan después de encuestas entre los civiles y los cuarteles (ver nota aparte Encuesta para un diagnóstico). En armonía con el viejo Reglamento de Combate de Contraguerrillas, el E-5 reivindica el principio de que la “acción psicológica es integral”. Todo vale. El fin justifica los medios de conformidad con el precepto de Nicolás de Maquiavelo.
El Sistema de Comunicaciones
Con base en las encuestas y el posterior diagnóstico de las debilidades, con la ayuda de los expertos contratados y como parte de la llamada reestructuración o reingieniería del Ejército, se diseñó el objetivo estratégico Nº 5, que busca mejorar la imagen institucional y fortalecer el compromiso interno y externo en todos sus niveles a través de las comunicaciones.
Fue organizado el Sistema Integral de Comunicaciones, adscrito al Comando del Ejército (ver cuadro 2), apoyado por periodistas contratados que aseguran la estrecha relación con los medios. El objetivo del sistema es apoyar las políticas de los comandantes de Departamentos Cinco para el desarrollo de campañas de información locales y regionales; apoyo para el manejo de los medios de comunicación; proyección local y nacional a través de los medios; asesoría de análisis estratégico; maximización de recursos económicos; asesoría para el manejo de impresos y publicaciones; apoyo en el manejo de las comunicaciones internas; asesoría de imagen y manejo de medios a nivel de cada comandante; los Cinco definirán con el sistema el manejo de medios en cada operación.
Como soporte institucional el Sistema cuenta con la nueva estructura de la revista y el periódico del Ejército y crearon el Magazín “Cinco Mano”. Hombres de honor, que se transmite en horario triple A de la televisión. Igualmente, tienen a su disposición 16 emisoras y aspiran a contar con un canal central de medios. Al proyecto incorporaron a seis estudiantes de la Universidad Central que hacen la pasantía. Dentro del “enemigo” para atacar en la estrategia de medios, en especial del internet, ubican a Voces del ELN, Resistencia de las FARC, otras Agencias de Noticias y revistas “afectas a la guerrilla” y correo y páginas de ONG. El centro de operaciones hacia los medios de comunicación es la Agencia de Noticias, que cuenta con una estructura moderna con el apoyo del E-5 y todos los Departamentos Cinco para transmitir, desde las oficinas instaladas en el Comando del Ejército, durante 24 horas diarias, información a todos los medios nacionales e internacionales.
En la relación con los medios, orientan el trabajo de los periodistas de los Departamentos Cinco y del E-5 en el Comando del Ejército a realizar crónicas, reportajes y artículos de prensa sobre los operativos militares, la acción contrainsurgente y la “denuncia de los auxiliadores de la guerrilla”, que son entregados directamente a revistas, periódicos, cadenas radiales y noticieros de televisión que los difunden sin beneficio de inventario. Son la fuente real de la “gran prensa” de la mayoría de la información de orden público en el momento actual. Ejemplos son las informaciones sobre los golpes dados a la guerrilla en combates recientes, evidentemente abultados, y algunas alegres informaciones como las aparecidas en Cambio con el título de “Jojoy muerde el polvo” (edición del Sept. 6-13 1999) y en Semana presentada como “Directo a Jojoy” (Sept. 6-13 de 1999), que no ienen nada que ver con la realidad y en ellas “aparece el sello de “los periodistas del E-5” como le aseguró una fuente a VOZ.
Así el E-5 ha hecho de la guerra virtual, el pivote de la guerra psicológica para magnificar hechos, tergiversar realidades, convertir una hormiga en elefante y hacer de una mentira la verdad y viceversa. Es parte de una nueva estrategia guerrerista y belicosa, que le cuesta millones de millones de pesos a los colombianos. Pero sobre todo, que amenaza los anhelos de paz.
Cuadro 1:
Encuesta para un diagnóstico
El Sistema de Información y Comunicaciones del Ejército surgió después de una encuesta, manejada con sigilo por el Comando del Ejército. La misma estuvo dirigida en dos direcciones: Imagen externa e Imagen Interna del Ejército. Los resultados nunca fueron divulgados a la opinión pública, se les dio el carácter de Top Secret . Pero con base en ellos, armaron la nueva estrategia orientada a implementar dos proyectos: organización del Sistema Integral de Información y Comunicaciones del Ejército; y del fortalecimiento del sentido de pertenencia y cambio de actitud mental.
Veamos los resultados de la encuesta:
Imagen Externa
• El 69 por ciento de las noticias de orden público emitidas son negativas para el Ejército.
• Para el 72,7 por ciento de los periodistas la imagen del Ejército es mala o regular.
• El 68 por ciento de los periodistas no confía en la información generada por el Ejército.
• El 72 por ciento de la información de orden público es suministrada por el Gobierno, el pueblo y la subversión.
• El 66 por ciento de la información del Ejército es suministrada por fuentes ocultas.
Con estos resultados el Ejército decidió asumir directamente el manejo de las comunicaciones con su propio sistema y oficina (E-5) para manejar a su antojo la información de orden público. La misma la elaboran los “periodistas” del E-5, que la distribuyen en los medios como fuente de primera mano.
Imagen interna
• El 69 por ciento de los miembros del Ejército conocen la información interna a través de los medios masivos.
• Solo el 9,40 por ciento de los miembros de la institución tienen acceso a la información oficial.
• El 59 por ciento de los miembros del Ejército no creen en la información que emite la institución.
• El 79 por ciento de los miembros del Ejército considera que la información de los medios de comuniación desmoraliza al personal.
Frente a esta encuesta el Ejército decidió asumir su propia comunicación, interviniendo ante los medios, para elevar la autoestima de sus miembros. ¿Manipulación? ¿Censura? ¿Es ética la posición de los medios que divulgan esos informes sin confirmarlos ni procesarlos?
Cuadro 2
La fantasía del E-5
Desde el comienzo del funcionamiento del Sistema de Información y Comunicaciones del Ejército y del E-5, el año pasado, el Ejército ha ganado mil batallas y “dado de baja” a miles de guerrilleros. Si nos atuviéramos a las cifras rebotadas en los medios de comunicación, la guerrilla en menos de seis meses hubiera perdido casi la tercera parte de sus efectivos. Inclusive, actos de guerra de trascendencia, que revelan la incapacidad de las tropas oficiales, como la toma de Mitú, a la hora de la guerra virtual fueron derrotas de la guerrilla, porque en las mágicas cifras del Sistema tuvo 300 muertos.
En Arauca, por ejemplo, entre noviembre de 1998 y agosto de 1999, en sólo tres combates, la información del Ejército arroja el resultado de casi 300 guerrilleros de las FARC caídos en combate, lo que equivale casi al exterminio de uno de los frentes que allí actúan. Que paradójicamente, por información del propio Ejército, no han desaparecido.
También, el “Sistema” permite la manipulación de la opinión pública. En Santo Domingo (Arauca), en diciembre de 1998, sus habitantes acusaron al Ejército de haber bombardeado a la población civil. Este dijo, por el contrario, que los muertos eran guerrilleros. Así quedó registrado en los medios de comunicación. Está por salir, lo conoció en primicia VOZ, la investigación de las ONG al respecto, con la definitiva conclusión de que sí hubo bombardeos a la población civil.
Otro caso fue el del municipio de Nariño, departamento de Antioquia, atacado por la guerrilla y donde hubo evidentes daños por la acción insurgente debido a que la Estación de Policía estaba ubicada en medio de las casas y negocios del pueblo. Sin embargo, casi todas las viviendas fueron arrasadas, como lo dicen los habitantes y el cura, la responsabilidad fue de la Fuerza Aérea que lanzó bombas de manera indiscriminada. Los informes E-5 ocultaron la realidad y difundieron la especie de que las FARC habían arrasado con la población.
Aún el Sistema y el E-5 no logra coordinar la locuacidad de los generales, porque mientras el general Ramírez, subcomandante del Ejército asegura que a la zona de distensión ingresaron hace pocos días 5.000 ametralladoras AK-47, el general Hernández del Estado Mayor de las Fuerzas Militares dice que son 10.000.
Y así se podrían dar muchos ejemplos.
Sin embargo, es dable resaltar la otra labor de desinformación orientada a obstaculizar el proceso de la negociación, difundiendo la especie de los delitos que se cometen en la zona de despeje y la adquisición de armas por parte de las FARC para prepararse para la guerra. Todo mientras eclipsan la carrera armamentista del Estado, la entrega de armas, aviones y otros elementos bélicos de parte de Estados a cambio de la renuncia a la soberanía nacional y la inversión de millones de dólares en la adquisición de equipos para los militares, lo que contrasta con el terrible drama social de millones de colombiano sumidos en la pobreza absoluta.
Mientras el Sistema predica que las Fuerzas Militares están avanzando en el terreno del respeto a los derechos humanos, crece el número de oficiales implicados en crímenes de lesa impunidad y aumenta la impunidad de la justicia penal militar. Mientra el Sistema revela que la violación de los derechos humanos por agentes del Estado disminuyó al 6 por ciento, ocultan la cifra del disparo de la vulneración por parte de los paramilitares a casi el 70 por ciento, que cuentan con la complicidad y la tolerancia de las autoridades. Son las verdades ocultas en un mar de papel y comunicados que los Departamento Cinco hacen llegar a los medios de comunicación.
El Tiempo del domingo 12 de septiembre del presente año, presenta otro de los informes redactados por los “periodistas” del E-5. Con el título de “Colecta en los cuarteles” pretenden demostrar los redactores, que ¡pobrecitos los oficiales enjuiciados por delitos atroces y violación de los derechos humanos!, sólo porque en el Ejército todos aportan un día de salario para el Fondo de Defensa es que logran contar con asistencia jurídica. Aunque no desarrollan, por ejemplo, la cantidad de absoluciones de la justicia penal militar que contradicen los fallos disciplinarios de la Procuraduría General de la Nación. ¡Casos, muchos, se han visto!
En el fondo la intención sicológica de los militares es torcida y criminal: mostrar que “el enemigo”, en el cual incluyen a la izquierda, las organizaciones sociales y populares y las ONG, no quiere la paz negociada; y que el Ejército está en la capacidad militar de ganar la guerra. Entretanto “su” enemigo no son los paramilitares, o como ellos mismos les dicen con toda la bondad, las autodefensas, a los que no les reservan ni una sola línea en la estrategia de las comunicaciones.
Upplagd av Dick Emanuelsson på ANNCOL den 5/18/2011 10:55:00 em
SamuelBarinasVarela-Corfisocial
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