Apretando tuercas. La creación de un monstruo
Viernes 29 de Abril de 2011 08:55 administrador
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NotiColombia Press
El régimen fascista y narco-paramilitar de Colombia continúa violando el derecho internacional. Y ello, al parecer, no parece importarle a nadie. Incluso hay algunos que lo ayudan a que lo hagan.
Ya lo hemos dicho aquí en NotiColombia Press. Van cuatro hechos y la llamada “comunidad internacional” se puso anteojeras y mira para otro lado, o mira para adelante. El secuestro de Rodrigo Granda en Caracas (2004). El bombardeo a Ecuador y masacramiento de guerrilleros y civiles que pernoctaban en el campamento de Raúl Reyes (2008). El uso del peto (símbolo) de la Cruz Roja en la llamada “Operación Jaque” ( ). Y la deportación del periodista Joaquín Becerra desde Caracas, Venezuela (2011).
Tres hechos gravísimos de violaciones del derecho internacional que demuestran que hay una política de estado en ese sentido. Si la comunidad internacional no se pellizca el pequeño monstruo que se está incubando destrozará toda Suramérica, incluso toda Latinoamérica. No hay que olvidar que Juan Manuel “La Hiena” Santos se declaró orgulloso de que llamaran a Colombia “el Israel suramericano”.
Tampoco debemos olvidar que en pasados artículos alertábamos de la necesidad que tenía el imperio de contar con una figura que representara sus intereses en Suramérica. Esa figura no era Uribhitler por su pasado-presente narco-paramilitar. Esa figura es Santos y por ello sus “esfuerzos” por convertirse en líder regional. La reunión Chávez-Santos-Lobo se inscribe en ese sentido. E increíblemente es el principal enemigo que tiene Santos quien le está sirviendo en bandeja de plata la ocasión de hacerlo.
A nivel interno, el Terrorismo de Estado se sigue aplicando con la misma sevicia con que se aplicaba durante el régimen de Uribhitler o de los anteriores presidentes colombianos. Ya son “normales” las condenas de organismos internacionales como la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (todos los años lo hace y nada pasa), lo cual no fue óbice para que lo nombraran miembro del Consejo de Seguridad de ese organismo internacional. Es tan aberrante la situación de irrespeto de los derechos humanos de los colombianos que la Oidhaco señaló que “cada día del año desaparece un activista, sindicalista o líder asociativo”.
Los consolidados de violaciones de derechos humanos en Colombia producen un terror en quien los lee al ver el terrible drama humanitario que padecen obreros, sindicalistas, campesinos, indígenas, mujeres, niños, etc. Baste sólo recordar que en Colombia se han producido –mal contados- más de 500.000 víctimas desde 1948, mediante las modalidades delictivas de masacres (más de 3.700 masacres), miles de ejecuciones extrajudiciales (solamente Santos como ministro de defensa es responsable de 3.000 víctimas de las mal llamados “falsos positivos”), desapariciones forzadas (más de 50.000 colombianos), y más de 5 millones de desplazados forzados y el robo de 6,5 millones de hectáreas de los campesinos e indígenas.
Ante esta situación lo que realmente necesita el pueblo colombiano es solidaridad internacionalista. No es entregando ciudadanos suecos, refugiados políticos, desplazados, como se construye la Patria Grande, por lo menos la Patria Grande que soñaron Bolívar y demás próceres de nuestra 1ª independencia y que está en peligro cuando se esgrimen excusas para justificar lo injustificable, como las de “razones de estado” porque de lo que estamos hablando es de seres humanos. Colaborar con el régimen colombiano en la persecución de los refugiados que el conflicto interno colombiano produce es un flaco servicio a las oligarquías y al imperio que se dicen combatir.
Después no estemos lloriqueando contra un monstruo que ayudaron a crear. Los colombianos de bien estamos alertando sobre ello porque conocemos de sobra a la oligarquía colombiana.
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