No cabe
ninguna duda, que tras la terrible tragedia surgida del conflicto armado en Colombia, muchos que no han sido
actores directos, pero quienes han
sido afectados en forma causal como victimas individuales o colectivos de distintas comunidades, reclaman participación en los diálogos
de Paz que se llevan a cabo en La Habana, Cuba entre el gobierno de Colombia y
las FARC-EP. Nace esta iniciativa de algunos intelectuales, activistas, y líderes que ven en
sus duras y dolorosas experiencias el derecho a participar en las mesas de
los diálogos de Paz. Vale examinarse las ventajas o desventajas que a esto
atañe.
Es
claro que las dos partes
directamente involucradas como actores de la guerra son el gobierno de Colombia
y las FARC-EP. Muchos han caído a raíz de estas batallas y a lo largo de
muchísimos años pero se llega a una oportunidad histórica, única, facilitada en
todos sus aspectos, por los
gobiernos de Cuba y de Venezuela. Es importante hacer énfasis en que estas
conversaciones son el ante-sala para cambios drásticos en la sociedad colombiana que conlleva un
cese a la guerra civil. ¿Están las víctimas en capacidad alguna de firmar los
acuerdos de cese de operaciones de combate y en posición de garantizar su
mantención? No- por eso en esta fase
siguen como testigos activos, pero su contribución en estos momentos, se aparta
de los objetivos de los diálogos de Paz: porque se trata de llegar a un
convenio entre las partes inherentes.
Por
esto hablo de una primera fase, constituida por los diálogos de Paz entre los
dos actores directamente involucrados.
Ya vendrá una segunda fase -
que requerirá la confluencia de las fuerzas de las partes afectadas y
estas en su mejor expresión
buscarían una asamblea constituyente para una nueva constitución para el país. Aquí,
sí pueden aportar los civiles afectados su testimonio a las terribles tragedias humanas resultadas a
lo largo del conflicto en una segunda fase. Son estas fuerzas en cuyas venas corre el dolor de la
tragedia Colombiana.
De ser fructíferos
los diálogos de paz, son un gran avance para el futuro con paz en Colombia. Pero, al mismo tiempo, no
podemos seguir en manos de la actual constitución, mucho habrá que cambiarse, tales como los límites de
los poderes del ejecutivo, una clara delineación del poder jurídico, los límites a la
disposición de las fuerzas armadas
públicas, la garantía de derechos humanos básicos como son, la
salubridad, la educación, y la soberanía alimentaria.
Nchamah
22 de enero de 2,013
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