Comandante Hugo me dirijo a
Vd. en capacidad sencilla de hermana mayor.
¿Por quién llora mi corazón
en estos momentos? Por el pueblo de la República Bolivariana de Venezuela. Ese pueblo le ha amado a Vd. con
toda sinceridad y hoy al verles, sus circunstancias me hacen recordar las
palabras de otro gran hombre de la historia a quien se le atribuyen las
siguientes palabras “no lloréis por mi sino por vuestros hijos.”
No tengo que ser médica
para saber que en estos momentos Vd. padece de intenso dolor y sufrimiento. Es
mas, su caso tiene una semejanza casi escalofriante a aquel de una de mis
parientas. Ella si era médica y
con un grado de militar de командарм – o
sea un rango mas elevado que coronel en el ejército de los Soviets. Durante los
últimos años de su vida padeció de un cáncer en el pelvis, en su caso cáncer de
los huesos cuya sintomática es muy parecida a la suya: tuvieron que hacerle
tres cirugías, las dos últimas intensivas de reconstrucción a raíz de la metástasis,
y cada una se complicaba mas que la anterior, por motivo de la baja respuesta
del sistema inmunológico causado por la enfermedad, y luego debido a las drogas
oncológicas y quimioterapia. A medida que sufría complicaciones pulmonarias no
se podía continuar con estas drogas, lo que dio lugar al crecimiento de nuevas células
carcinógenas. Mujer valiente
que fue, rehusó una ultima cirugía o que le administraran morfina, deseando
estar lúcida hasta el último momento y a sabiendas que moriría en intenso
dolor.
Pero esto no quiere decir que
todos los que padecen de estos tipos de cáncer tienen una sentencia de muerte,
es mas, hay quienes se han recuperado, pero necesariamente tuvieron que
dedicarse completamente a la curación de su cuerpo y alejarse de la locura de
las muchedumbres. O sea, en estos momentos su único deber es buscar el camino de su recuperación. Claro, se dice que el
poder es un afrodisíaco, pero este no es el trago para Vd. en estos momentos
cruciales.
Echo un paso atrás y veo
como en estos a Vd. lo tratan cual objeto. No sabe como me duele ver que sus seguidores exigen que Vd.
vuela al poder pero, ya, sin considerar la posibilidad que Vd. padece de
dolores inaguantables. Y, en lo
que se refiere a sus enemigos y la oposición, estos sinvergüenzas bellacos no esconden su canibalismo
y se le lanzan sobre un ser humano
herido.
¿Sabe? En estos momentos de
la única persona que me fío, porque tiene en mente sus intereses como ser humano, es su hija quien bien suplicó a todos que le dieran a Vd.
su distancia y espacio propio como ser humano. Entiendo que los demás actúan motivados por su
conveniencia y sobrevivencia política,
ya sean amigos o enemigos.
Realmente el milagro que
pido, dadas sus circunstancias, es que estas sean el eje motivador para la
aceptación colectiva de las responsabilidades políticas con el fin de seguir construyendo un futuro socialista – ya se llegó la hora de madurez de la Revolución
Bolivariana. ¿Qué lecciones aprendimos bajo su mando? Bajo su liderazgo los
Venezolanos Bolivarianos reclamaron su soberanía y aprendieron a abstenerse de
tendencias hacia la fragmentación, el divisionismo, las calumnias y
difamaciones de capa y espada, y muchos se sobrepusieron a las practicas
nefastas de la corrupción del pragmatismo y oportunismo político para lograr un
bien colectivo mayor. Bien hizo
Vd. al alejarse de quienes se corrompieron ante la mega tesorería de una economía
basada en hidrocarburos. Afortunadamente
a Vd. lo acompañaron muchas mujeres y hombres honestos que le han plegado su
vida a la revolución Bolivariana, y es precisamente a cuestas de estos individuos
valientes que se llega a esta transición, ya sea con Vd. ( a su regreso trans
su sanación) o con un líder nuevo quien haga realidad el sueño socialista
Bolivariano, tal como lo hizo Vd.
Por último, pero no menos importante, sinceros
agradecimientos por su apoyo y ayuda con las conversaciones de Paz para
Colombia.
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